Nunca olvidaré una película sobre el caso de un violador que sale absuelto en los Estados Unidos porque las pruebas aportadas fueron recogidas de forma ilegal, lo cual las hizo inválidas y por tanto el delincuente quedó en libertad. Al final el abogado de la víctima decía: “Alguien secuestro la justicia, la escondió en las leyes y hoy no las puede ya encontrar”.
Eso parece suceder en muchas ocasiones y al ciudadano de a pie nos cuesta entenderlo y aceptarlo.
Así parece ser en Nuevo León el caso de la elección del Auditor Superior del Estado.
Tatiana Clouthier