“Cuatro de cada cinco adolescentes quieren dedicarse a la trata de personas, el negocio local”. “Las fauces de un cocodrilo han sido el destino final de las prostitutas que no reúnen la cuota”. ¿Terrores ficticios? No.
El primer dato lo publicaba el diario El País el pasado 30 de junio y se refería a los jóvenes del municipio de Tenancingo, en el estado de Tlaxcala.
El segundo podía leerse en un reportaje publicado ayer por El Universal: “’El Caimán’, terror de trabajadoras sexuales en el DF”.
Sandra de Miguel Sanz