Pese a las condenas del Gobierno de Nicolás Maduro, Felipe González pudo pisar suelo venezolano.

El expresidente español culminó el martes dos días de visita a Venezuela para prestar apoyo a opositores encarcelados, lo que generó un fuerte rechazo de las autoridades locales.

Mitzy Capriles, esposa del alcalde metropolitano de Caracas Antonio Ledezma, a quien el exmandatario ofreció su asesoría, dijo que González, de 73 años, está dispuesto a retornar a Venezuela cuando las autoridades locales le den permiso para visitar en prisión a algunos de los opositores encarcelados.

Al igual que México, Venezuela parece sufrir de una colusión entre miembros de la clase política y grupos criminales. 

El líder opositor y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, afirmó ayer que el gobierno venezolano debería investigar las recientes denuncias que vinculan a altos funcionarios con el tráfico de drogas.

Una vez más el presidente de Venezuela pagó un anuncio de página completa en el diario estadounidense The New York Times (NTY).

En septiembre del año pasado publicó un aviso publicitario donde exigía la refundación de la ONU, ahora compró el espacio para rechazar lo decretado hace una semana por Barack Obama contra el país sudamericano. 

El anuncio señala que “Venezuela no es una amenaza” y pide a la administración de Obama que cese de inmediato todos los actos hostiles en su contra.

Desde hace una semana, Venezuela es considerada por Estados Unidos una “amenaza contra la seguridad nacional”.

El decreto del presidente estadounidense, Barack Obama, fue repudiado por el primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, quien lo consideró “agresivo, injusto y nefasto”.

La respuesta de Maduro no se limitó a las palabras, y el fin de semana el legislativo aprobó una nueva ley habilitante que entrega poderes extraordinarios al presidente para legislar contra las denominadas “amenazas estadounidenses”.

El presidente de Venezuela se encontraba en uno de sus puntos más débiles, hasta que encontró nueva energía en Estados Unidos. 

Analistas estiman que las sanciones que Washington le impuso esta semana a Venezuela podrían ser contraproducentes, pues revitalizarían al mandatario Nicolás Maduro a recobrar su popularidad y distraer la atención de la crisis económica.