
Es triste que la violencia en el país destruya vidas de inocentes.
Pero lo verdaderamente desgarrador, es que los ataques apunten hacía las pocas luces encendidas por y para la juventud mexicana.
En un país donde más de 23 mil jóvenes han sido reclutados por el crimen organizado en los últimos seis años, los esfuerzos mantenerlos lejos de la delincuencia deberían tener una especie de blindaje.