El diagnóstico es innegable: México está enfermo de corrupción. La metástasis de este cáncer ha lastimado todo el tejido social, por lo que es indispensable combatir el flagelo desde la raíz. Hay que ir tras las redes de delincuentes de la corrupción.
El primer paso, señala Luis Humberto Fernández, senador del PRD, es reconocer que quienes realizan actos de corrupción no lo hacen solos, sino forman una red de delincuencia organizada y, como tal, debe castigarse.
Imelda García