Cuando Enrique Peña Nieto fue declarado presidente electo, seguramente no imaginó la pesadilla que viviría un año después.
Hoy la mayoría de los habitantes del DF exigen que el gobierno de la ciudad, y el federal, utilicen la fuerza pública para apaciguar a los maestros de la CNTE.
Por otra parte, la mayoría de los legisladores están que trinan porque los maestros los obligaron a cambiar de sede y a discutir solo dos de las tres leyes secundarias que conforman la reforma educativa.
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