WASHINGTON – Podría compararse la economía norteamericana con alguien que se está recuperando de una enfermedad seria. Al principio, todos tienen la esperanza de que el paciente vuelva a la normalidad. Después, uno se da cuenta, gradualmente, de que el paciente sufrió daños permanentes y nunca será el mismo. Quizás eso esté ocurriendo con la economía. Desde la Gran Recesión, la premisa (a menudo no verbalizada) ha sido que la economía, al final, se recuperará plenamente.
Robert Samuelson