Un fin de semana en el futbol nunca debe tener pánico, sangre, muerte o violencia, pero parece que el espectador llamado hincha está modificando su conducta emocional que dicho estado ya lo empieza a rebasar.
Lo ocurrido este domingo en el estadio Jalisco es una copia fiel del atrevimiento que están tomando las barras bravas en Sudamérica, que en lugar de implementar lo bueno solo se está imitando lo malo.
Ante los ojos de la Liga MX este sigue siendo un problema “controlado” sin vetos o sanciones ejemplares que deriven en una baja en los índices.
Rocío Cepeda