La duración de una ola de aplausos no depende de qué tan bueno haya estado un espectáculo o una conferencia.
Científicos de la Universidad de Uppsala, en Suecia, señalaron que el tiempo que dura una ovación depende de la conducta de la multitud.
Y aseguraron que aplaudir es contagioso. De hecho, esta acción se podría comparar con el "efecto dominó".
En cuanto empieza un aplauso, le seguirán dos, tres y así sucesivamente. Para que se deje de aplaudir es lo mismo, conforme las personas van dejando de chocar sus palmas, poco a poco el resto seguirá su ejemplo.
María Alesandra Pámanes