El respeto a la profesión actoral merece un estandarte en la historia de la cultura y el arte, ya que como es conocido en el imaginario social, los actores “se mueren de hambre”.
Un doble reto implica el tener acondroplasia –o enanismo para el léxico común–, pues lamentablemente se denigra y se hace mofa de las personas de la talla baja cuando incursionan en la vida actoral.
¿Cuántas veces hemos visto en las películas a personas de estatura baja interpretar a bufones de circo, ayudantes o duendes de Santa Claus o patiños de los villanos?
Hidalgo Neira