El ‘enemigo’ del deporte infantil
Desde hace mucho tiempo se han catalogado a los padres de familia como “el enemigo del deporte infantil”. El adjetivo resulta fuerte y quizá hiere susceptibilidades, pero los hechos confirman que si no es realidad, está muy cerca de serlo.
Esta semana la noticia de un padre de familia oaxaqueño que mató al entrenador de su hija, esto por no incluirla en el equipo de basquetbol por no llegar temprano al entrenamiento, ya dio la vuelta al mundo.
Rocío Cepeda
Desde hace mucho tiempo se han catalogado a los padres de familia como “el enemigo del deporte infantil”. El adjetivo resulta fuerte y quizá hiere susceptibilidades, pero los hechos confirman que si no es realidad, está muy cerca de serlo.
Esta semana la noticia de un padre de familia oaxaqueño que mató al entrenador de su hija, esto por no incluirla en el equipo de basquetbol por no llegar temprano al entrenamiento, ya dio la vuelta al mundo.
El profesor de educación física Guillermo Audelo, entrenador en jefe de los Dragones de Chapultepec, fue asesinado a tiros por Angélico Reyes, quien le reprochó que no hubiera tomado en cuenta a su hija de siete años de edad.
Las agresiones físicas y verbales a los entrenadores infantiles no es algo nuevo ni exclusivo de un lugar del mundo. Se dan en todas partes, pero quitarle la vida a un coach es algo que no se ve todos los días.
Lo vivido en Oaxaca confirma el por qué ese adjetivo de “el cáncer del deporte infantil”. Los padres de familia no suelen entender las decisiones de los responsables de los equipos y se toman como personal el que no se incluya a sus hijos en los partidos.
Los reclamos, gritos desmedidos e insultos que suelen lanzar tanto padres como madres de familia, terminan por afectar a los menores, quienes en muchas ocasiones deciden no practicar su deporte favorito para no tener que pasar por momentos de presión y en ocasiones de vergüenza.
Jugar entre la presión
Suena a excusa sencilla el decir que son los padres quienes están arruinando el deporte infantil, pero basta con apreciar que de un tiempo a la fecha los niños están jugando menos deporte porque el sistema parece estar diseñado para los más talentosos y no en base al esparcimiento.
“El sistema está diseñado para satisfacer las necesidades de los niños más talentosos”, dijo Mark Hyman, profesor de gestión deportiva en la Universidad George Washington y autor de varios libros sobre deportes juveniles. “Ya no valoramos la participación. Valoramos la excelencia”.
Esta declaratoria abre el debate sobre el papel que juegan los padres, que buscan invertir en sus hijos pensando en la profesionalización del infante o tal vez una beca estudiantil, sin haber preguntando al menor qué era lo que quería.
Los padres inician a sus hijos en el deporte buscando superar a los demás, opina Tony Korson, fundador del Koa Sports, una liga deportiva sin ánimo de lucro en Texas.
“Hay padres que dicen: “Viajé a Tennessee para un torneo”, otro que dice “Bueno, yo volé a California”, o luego dicen, “Oh, mi hijo va a Puerto Rico”, como buscando que los demás padres caigan en el asombro”.
Amanda Visek, profesor de ciencias del ejercicio en la Universidad George Washington, encuestó recientemente a casi 150 niños sobre la diversión que encuentran en los deportes.
Los niños identificaron 81 factores que contribuyen a su felicidad, siendo la número 48: ganar. Sin embargo, la razón número uno de por qué los niños abandonan los deportes es porque ya no es divertido.
“Ya he tratado de decirle a los padres que las probabilidades están en contra de ellos”, dijo Hyman. “Eso es un juego de perdedores. Ellos no quieren creer eso. El mejor enfoque es decirles que lo que están haciendo no está ayudando a alcanzar su meta”, complementó.
Mientras más niños abandonan el deporte por tanta presión de los padres, entre maestros del deporte se ha emprendido la carrera para poner soluciones en el problema.
Se han hecho recomendaciones, incluyendo la revitalización de las ligas locales, la reintroducción del juego libre, entrenamiento para los entrenadores y, quizás lo más importante, preguntando a los niños lo que quieren.
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