Por primera vez desde 1988, la FIFA tiene un nuevo presidente. Gianni Infantino, el suizo de ascendencia italiana venció en las elecciones del viernes pasado y ahora tendrá el reto más grande de su carrera profesional.
Después de 15 años de trabajar como ejecutivo en la UEFA, el nuevo jerarca del futbol mundial prepara las armas para una de las batallas más difíciles que enfrentaría cualquier directivo: demostrar que es diferente a su antecesor.
Hablar de FIFA es hablar de mala fama. Corrupción, sobornos, cuentas congeladas, funcionarios apresados. Todo es acerca de una deteriorada imagen.
No así la reputación de Infantino, quien dentro del balompié europeo es conocido por su anterior labor como concesionario de la Champions League y Copa Euro, en donde por sus resultados parece que todo anduvo con serenidad.
Ahora lo difícil está por venir. En tiempos en que la FIFA ha emprendido el camino a una verdadera reforma, el nuevo presidente deberá buscar la forma de que se den pasos firmes a la transparencia, pero sobre todo a la credibilidad que se perdió en el camino.
La llegada de Infantino a la cabeza de FIFA es una señal clara del rol que toman los europeos y el peso específico que tienen en el ente deportivo, consolidando esta región como centro poder de todo el futbol en el mundo.
Ahora, habrá que esperar los anhelados cambios.
Cambios en FIFA
1. Reformar a la FIFA
El congreso que se realizó el pasado viernes aprobó un paquete de reformas que buscan actualizar a la FIFA.
Entre las más destacadas está la de limitar a 12 años el mandato de un presidente.
Además, se deberá realizar la publicación de las remuneraciones de los funcionarios, entre ellas la del presidente de este organismo, y se establecerá una separación entre las decisiones políticas (comité ejecutivo) y económicas (secretaría general), para evitar cualquier conflicto de intereses.
2. Restaurar la imagen
Desde el arresto de siete altos responsables del futbol mundial en mayo 2015, se destapó la cloaca y continúan apareciendo malos manejos en FIFA.
Funcionarios de menor y alto rango, y hasta el propio Joseph Blatter, ahora suspendido seis años por la justicia interna de FIFA, han tenido que ver con corrupción, dejando una ardua labor de saneamiento en el órgano rector del futbol mundial.
Restaurar la imagen del la Federación Internacional de Futbol será una de las acciones principales de Infantino.
3. Recuperar la confianza de los patrocinadores
Si bien en medio del escándalo mediático que ha protagonizado la FIFA no existe ningún patrocinador que haya querido interrumpir su relación, es claro que todo el problema ha desencadenado una crisis económica que solo podría solventarse con los socios comerciales.
La aplicación de las reformas permitirá a los auspiciadores aminorar las dudas y recelos frente al escándalo en la entidad del futbol, pues es normal que se pregunten si es oportuno relacionarse con el nombre de FIFA.