Fórmula ¿Una?
En la Fórmula Uno, la expectativa de las mujeres por competir algún día contra los hombres en la misma proporción sigue siendo un sueño. No llega el momento de ver a las damas en una carrera, que por eso ya se piensa en un evento exclusivo y para el sexo femenino.
Tan polémico como toda su trayectoria, el director del Gran Circo, Bernie Ecclestone, ha puesto en la mesa el debate. ¿Por qué no hacer una Fórmula Uno para ellas? Algo que sin duda pone a pensar a algunos y que no hace ruido en otros involucrados en el negocio.
Rocío Cepeda
En la Fórmula Uno, la expectativa de las mujeres por competir algún día contra los hombres en la misma proporción sigue siendo un sueño. No llega el momento de ver a las damas en una carrera, que por eso ya se piensa en un evento exclusivo y para el sexo femenino.
Tan polémico como toda su trayectoria, el director del Gran Circo, Bernie Ecclestone, ha puesto en la mesa el debate. ¿Por qué no hacer una Fórmula Uno para ellas? Algo que sin duda pone a pensar a algunos y que no hace ruido en otros involucrados en el negocio.
Sin un plan estratégico ni un planteamiento organizado, así lo soltó el jerarca de la categoría madre del automovilismo, como buscando atención moviendo el avispero al ponerse del lado de las mujeres.
“Podrían competir antes del evento principal, o quizás durante la clasificación del sábado de modo que tuvieran su propio protagonismo. Sería genial para la F1 y para el fin de semana. Quizás así podamos hacer que haya alguien en la Fórmula 1, porque no llegan y no es porque no las queramos”, fue la idea de Ecclestone, de 84 años de edad.
En la historia de la Fórmula Uno, las mujeres han hecho lo posible por pisar los talones a los hombres. A finales de los años cincuenta fue la napolitana Maria Teresa de Filippis, quien entró al quite. En 1958 condujo el coche en el que Juan Manuel Fangio había ganado el título de pilotos en 1957, participando en cuatro carreras. Llegado el Gran Premio de Francia, sufrió el rechazo: “El único casco de una mujer debe usar es el de la peluquería”, le dijeron a Maria.
Después de ella vinieron Lella Lombardi, Divina Gallica, Desiré Wilson, Giovana Amati, la desaparecida María de Villota, y actualmente Susie Wolff.
“Con la mano en el corazón, no me interesaría en absoluto ganar una carrera así. No es el camino correcto.
“Preferiría no correr porque, ¿qué gano yo con esto?”, dijo Susie Wolff, esposa del jefe de Mercedes, Toto Wolff, y piloto reserva de Williams, en una reciente publicación del diario MARCA.
Pero hay quienes están a favor del serial o al menos para entrarle al debate. Carmen Jordá, piloto en desarrollo con el equipo Lotus, considera que sería positivo tener un Mundial de Fórmula Uno exclusivo para ellas dado que no existen competencias donde ambos sexos se reten por igual.
“Ves a las mujeres compitiendo en sus propios campeonatos en muchos deportes y en ninguno de ellos los hombres y las mujeres compiten entre ellos, así que ¿por qué no tener un Mundial de F1 femenino? Creo que sería fantástico”, declaró la corredora de autos.
La última mujer que disputó una carrera en este nivel de competencia fue la citada Leila Lombadir. Ocurrió hace casi 40 años. En otros niveles hicieron lo propio las chicas Danica Patrick, Michele Mouton o Jutta Kleinchsmidt.
“Esta igualdad hombre-mujer proporciona un indicador real de rendimiento y empuja a los atletas a ser los mejores en el mundo”, aseguró Mouton, presidenta de la comisión de la FIA para las mujeres dentro del deporte motor.
Desiré, la histórica ganadora
El 7 de abril 1980, Desiré Wilson escribió una página de oro en la historia de la Fórmula Uno Británica. La llamada “The African Queen” vivió una victoria merecida sobre su auto rojo Lobo WR4 en la pista del Brands Hach del Gran Premio Británico.
“Realmente no me querían en los grandes premios”, ha admitido Wilson en entrevistas cuando se toca el tema.
Dejando en su estela a Emilio de Villota, de Wiliams, Desiré se convirtió en la primera y hasta ahora única victoria para una mujer en una carrera de F1.
Su actuación ayudó a ganar a algunos de los que habían sido escépticos sobre el lugar de la mujer en el deporte del motor.