La noche perfecta

Lanzar un juego sin hit ni carrera es considerada una verdadera hazaña, pero la sorpresa de Walter Silva no fue solo irse limpio esa noche histórica del 23-0 contra Rieleros de Aguascalientes sino que tuvo su cereza ese pastel: un scouteador del béisbol de Japón lo estuvo observando esa noche en el Estadio Monterrey.

Rocío Cepeda Rocío Cepeda Publicado el
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"Me cayó del cielo (el scouteador). Esperemos que mande el reporte para ver si me hacen una invitación”
Walter SilvaPitcher de Sultanes

Lanzar un juego sin hit ni carrera es considerada una verdadera hazaña, pero la sorpresa de Walter Silva no fue solo irse limpio esa noche histórica del 23-0 contra Rieleros de Aguascalientes sino que tuvo su cereza ese pastel: un scouteador del béisbol de Japón lo estuvo observando esa noche en el Estadio Monterrey.

Antes de los lanzamientos, de las carreras, de la misma euforia de celebrar el primer juego perfecto en la historia del Palacio Sultán, al pitcher mazatleco le presentaron a un agente que coloca jugadores en el espectáculo japonés, del cual no se grabó bien su nombre pero sí supo que todo el tiempo lo observó detrás de home.

“Me presentaron un scout que viene de Japón buscando jugadores y ayer estuvo en el juego, yo lo estuve viendo, estaba detrás de la malla donde se ponen los scouts.

“Estuve viendo que estaba grabando mi juego, checando las velocidades y le tocó el juego sin hit ni carrera. Esperemos que salga algo, que mande el reporte para ver si me mandan una invitación”, platicó Silva a Reporte Indigo.

Volver a la escena internacional con el juego perfecto en la victoria, también histórica dentro de la Liga Mexicana, tuvo ese detalle casi como detalle divino. Porque Walter está dispuesto a mudarse a Japón, pero claro, después de terminar campeón con Sultanes.

“Sí, me cayó del cielo ese día (el scouteador), como que ‘mira aquí está él y vamos a ver qué hace’. Ojalá y salga algo, ya sea terminando la temporada o ahorita. Ojalá que sea después de la temporada para no dejar a mi equipo hasta que, esperemos, poder llegar al campeonato así como vamos”, comentó.

A pesar de que en el juego tuvo largos períodos descansando el brazo por los constantes rallys de la ofensiva, la clave para que éste jamás se enfriara fue mantenerlo en constante movimiento, cubierto con una toalla y sobre todo mantener concentración absoluta en tan crucial circunstancia.

“Cuando se alargan los innings me tapo el brazo, haciendo ejercicio para que siga fluyendo la sangre y no enfriarme”, recordó.

Su teléfono no ha dejado de sonar. Le llama su familia, amigos, propios y extraños para felicitarlo, pero como ya se dio el tiempo justo de festejar la hazaña, ahora lo que le resta es seguir trabajando con Sultanes para ganar la presente temporada y después de todo… emigrar.

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