Más que un tema, una realidad

Está en el cine con la película “12 years a slave”, también nos persigue en la vida real  y absurdamente hasta lo vemos en el futbol. El racismo y la discriminación contra la raza negra sigue siendo una difícil tarea con la que la humanidad no puede terminar de lidiar.

Cuando un pseudoaficionado lanza los insultos a la cancha, no es fácil solo tomar la agresión de quien viene. Hace falta llevar a cabo medidas sancionatorias y de paso otras preventivas que detengan toda intensión de una casual reincidencia.

Por años, hacer sonidos de mono, gritarle ofensas contra su procedencia o cualquier otra injuria similar, para el futbolista había sido motivo de enojo y reclamo contra la autoridad competente.

Esa que en el último caso registrado, contra Franco Arizala y Eisner Loboa  en el juego del León contra Pumas en Ciudad Universitaria, la Liga MX hizo “ojo de hormiga” al declarar insuficientes las pruebas presentadas por el club esmeralda por los improperios lanzados desde la tribuna unamita.

Primero las ‘autodefensas’

Al ver la nula reacción de la Federación Mexicana de Futbol, por vía de la Comisión Disciplinaria, los clubes ofendidos se armaron de valentía y se proclamaron en contra del racismo, dando pie a una serie de acciones o “autodefensas” para contrarrestar este mal que empaña el espectáculo del futbol.

Grupo Pachuca quiere poner un alto al problema y de paso marcar un precedente en el combate al racismo. 

La medida es simple pero tajante. Los equipos de Grupo Carso vetaron de por vida a estos aficionados ya identificados, por lo cual se les negará la entrada de a las plazas de sus equipos, es decir, a los estadios Hidalgo, de Pachuca; Nou Camp, del León; y Tres de Marzo, de Estudiantes Tecos en la división de Ascenso.

Una segunda decisión tiene que ver con el uso de la tecnología para la identificación oportuna de los agresores. Tomaron la determinación de monitorear frecuentemente las cámaras de video que grabarán a las porras en la tribuna para detectar claramente al o los agresores.

La decisión está tomada y con esta vendrán las consecuencias ya advertidas contra los responsables. 

“En el futbol y en la vida, todos los colores importan, menos el de la piel. No al racismo”, compartió la directiva de los Tuzos en su comunicado.

La Liga MX ya despertó

Frente a este sorpresivo brote de violencia discriminatoria, la Comisión Disciplinaria informó que se ha puesto vigente un nuevo Protocolo contra el Racismo dentro de los juegos dentro de la Liga MX, Copa MX y Ascenso MX.

Se trata de un conjunto de normas para los Oficiales de los juegos que podrán determinar el tipo de castigo que merezca el acto discriminatorio durante algún partido oficial celebrado en el futbol mexicano.

Si un árbitro se percata de alguna conducta racista como cantos ofensivos, insultos, gritos, letreros y banderas, el primer paso será suspender el partido y “mediante un anuncio por el sonido local” solicitar a los aficionados que cese el comportamiento. El partido se reiniciará después.

Cuando la conducta racista continúe, la segunda fase del Protocolo indica que el Árbitro podrá suspender el juego por un periodo razonable (5-10 minutos) y dirigir a los equipos de regreso a sus vestuarios. 

Si persisten los actos, en la tercera etapa cabe la suspensión y desalojo del estadio, agendándose por la autoridad una nueva fecha de reanudación, corriendo los gastos que genere por cuenta del local.

Habrá que ver si esto funciona, y tanto los clubes como la afición tomar conciencia del problema que enfrentan. 

Pachuca crea conciencia

Parte de la campaña emprendida contra el racismo, Grupo Pachuca decidió difundir una imagen del equipo titular en blanco y negro, solo con el uniforme coloreado, con la intención de reflejar que “El color (del futbol) está en la camiseta, no en la piel”.