En la cancha del Maracaná hubo dos equipos de Argentina. Uno en el primer tiempo y otro en el segundo, que sufrió pero ganó.
El debut mundialista de la albiceleste fue afortunado en el resultado, un 2-1 contra Bosnia Herzegovina, pero no tan sorprendente en el funcionamiento como lo hubiera deseado el técnico Alejandro Sabella.
Arropados por un pletórico estadio color celeste, el otro favorito a la copa del mundo comenzó su aventura mundialista con los tres puntos y con la intención de mejorar su desempeño porque ayer no todo les salió bien.
Durante los primeros minutos, aventajaron en el marcador gracias al infortunio de un autogol marcado por Kolasinac, quien luego de un centro al área de Lionel Messi, el bosnio peinó con “puntería” a favor de los sudamericanos.
El estrés de la mala suerte puso en alerta al cuadro europeo, marcando rudamente cada paso del astro del Barcelona, impidiendo que no desarrollara su futbol con tanta libertad como lo hubiera deseado.
Argentina no tenía centro delantero, el planteamiento retrasó un poco al cuadro pampero permitiendo que los bosnios se atrevieran a disparar al marco con ligera comodidad en búsqueda de la igualada.
Como la jugada del minuto 40, cuando Sergio Romero tuvo que atajar un disparo a primer palo que venía desde el córner de la derecha. Bosnia se aproximó y Argentina se salvó solo de milagro.
Para la segunda mitad, Messi despertó y con él también el poderío argentino. Sabella tuvo la idea de mandarle de compañero al ataque a Gonzalo Higuaín. Empezaron a tocar de primera intención y el “Pipita” contribuyó a que Lío tuviera las mismas libertades que suele verse en el Barça.
Entonces apareció “La Pulga”, quien con su majestuosidad, hizo alarde de su poderosa zurda al concretar un golazo desde fuera del área luego de que arrancara por la derecha, pivoteara Higuaín, se quitara a dos rivales y encontrara el 2-0 que hizo estallar el Maracaná.
La mala suerte de un achique de Romero perjudicó al cuadro albiceleste. Ibisevic mandó un disparo que el arquero argentino buscó matar rápidamente, pero el esférico se le pasó entre las piernas y se concretó el 2-1 definitivamente.
Argentina se conformó con el resultado, los puntos sumados y sobre todo el apoyo de su gente en semejante recinto sagrado. Lo que les queda será valorar el primer paso dado y de paso mejorar por mucho lo que Bosnia Herzegovina les hizo demostrar.
Coparon el Maracaná
Quizá la Argentina dentro de la cancha no dejó buen sabor de boca, pero el colorido albiceleste del Maracaná fue trascendental que hubo mucho qué lucir de este equipo en el Mundial de Brasil.
Rincón por rincón, el apoyo de los aficionados fue factor fundamental para que el conjunto de Alejandro Sabella impusiera condiciones como “local”, quienes con banderas, playeras y todo su ímpetu dominaron la imponente sede.
La hinchada argentina se paseó por Copacabana, coparon Río de Janeiro como si fuese suyo.
Después se dirigieron al Maracaná y alentaron con orgullo en el primer juego de Argentina.
Mujeres bellas, hombres entregados al sentimiento argentino, todo conjugado para hacer pesar el nombre de un país que sin duda es referente del espectáculo mundialista y de paso candidato a ganarse el trofeo del certamen.