Superó al maestro

Reza un proverbio chino: Si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro.

Fue en 2010 cuando Jesús Martínez Patiño decidió soltarle las riendas del Club León a su hijo Jesús Martínez Murguía, quien apenas tenía 26 años y nula experiencia en un cargo similar.

Su amor de padre lo llevó a tenerle respeto y fe ciega por su profesionalismo, así que al hijo no le quedó más que demostrar sus ganas de responder con buenos números.

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Años la edad de “Chuchito”, el presidente más joven de la Liga MX

Reza un proverbio chino: Si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro.

Fue en 2010 cuando Jesús Martínez Patiño decidió soltarle las riendas del Club León a su hijo Jesús Martínez Murguía, quien apenas tenía 26 años y nula experiencia en un cargo similar.

Su amor de padre lo llevó a tenerle respeto y fe ciega por su profesionalismo, así que al hijo no le quedó más que demostrar sus ganas de responder con buenos números.

El heredero del emporio tuzo se graduó como administrador de empresas y tuvo especialización en manejo administrativo -deportivo en la Universidad del Futbol, sin embargo parece que lo bueno lo aprendió de su padre, al cual en tan poco tiempo le presume grandes logros.

Apenas ayer se cumplieron dos años desde que La Fiera consiguió el ascenso a la Primera División contra los Correcaminos de la UAT, después de permanecer una década estancados en la segunda. 

Ese fue su primera hazaña como directivo y como administrativo de una franquicia de futbol, la cual celebró con el entrenador uruguayo Gustavo Matosas y al mismo tiempo lo premió con la permanencia al frente del equipo.

Su trabajo siguió por la misma línea, los consejos y el arropo de su padre le siguieron surtiendo efecto para mantener al equipo, a la marca del Grupo Pachuca en las mieles del éxito, pero sin descansar un minuto por el objetivo más importante de un club de Primera.

El orden en la institución fue clave para que que los Panzas Verdes mantuvieran el protagonismo y la espectacularidad en la cancha, dos aspectos claves que los llevarían a una segunda final pero esta vez en la pelea por un título del Máximo Circuito.

Fue el 15 de diciembre de 2013 cuando disputaron con América la que sería su sexta estrella, en un marco espectacular. Porque no solo el resultado fue positivo sino para Grupo Carso significó el éxito al transmitir en señal restringida el juego de ida.

Ese juego nunca lo olvidarán sus adversarios más fuertes como Televisa y Tv Azteca, quienes tuvieron que ver en Fox Sports una disputa por el título en la cadena socia de Carlos Slim.

Ahora, tan solo cinco meses después, a Martínez Murguía le llega la oportunidad más importante de su carrera y de su vida: enfrentarse a su mentor.

Esta final que divide a la familia Martínez  resume el momento que “Chuchito” pudo haber esperado desde hace tiempo, como lo es el  momento de decirle a su padre que lo que bien se aprende nunca se olvida.

Tal vez Murguía no tiene los logros que ha cosechado Patiño como directivo, pero por lo menos presume encontrarse en el camino para alcanzarlo en muy poco tiempo. 

 

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Se disiparon las suspicacias. Pachuca acabó con toda sospecha de la que tanto se hablaba contra el arbitraje mexicano y de último minuto en el tiempo de compensación se coronó campeón del Clausura 2016 ante el Monterrey.

Con diez hombres y a solo 10 segundos de cumplirse los 90+3 en la cancha, Víctor Guzmán metió un certero cabezazo con el que fundió a Jonathan Orozco para celebrar la sexta estrella.