Para la Final de la Copa del Mundo, tanto Argentina como Alemania tienen “un pase directo con Dios”: sus Papas.
El desempeño de ambas selecciones ha dejado mucho que desear.
“Que hayan llegado hasta donde han llegado es un subterfugio de la fortuna. Han sido dos selecciones rácanas, perversas, miedosas, capaces solo de la traición del contragolpe, a pesar de tener a Messi y Robben, dos de las superestrellas de este Mundial”, aseguró ayer Julián Ruiz en El Mundo.
¿Puede entonces que lo que los haya llevado hasta el partido del domingo sea la intervención divina?
El hecho de que el Papa Francisco sea argentino y el Papa Emértico Benedicto XVI sea alemán, se ha prestado para generar una serie de rumores sobre la tensión en el Vaticano y la intervención de Dios en el torneo.
Ante esto, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, respondió que “Los Papas son superiores y siempre dicen que debe ganar el mejor”. Pero también son fanáticos.
Sobre todo Francisco, quien desde que inició su pontificado se declaró fiel amante del futbol.
Sin embargo, y debido a su agenda, la AP reportó que es poco probable que Benedicto y el hincha de la albicelestre vean la final juntos.