Los últimos datos de empleo en China muestran un incremento notorio en los salarios promedios, especialmente en el sector de manufactura, provocando un panorama difícil para su ventaja competitiva.
Un importante atractivo para la producción de bienes manufacturados en China involucra el bajo costo de operación, impulsado por el ventajoso precio de la mano de obra no-calificada.
Según The New York Times, en el 2012 los salarios en el sector privado en China aumentaron un 14 por ciento, lo cual va de acorde con la misión del gobierno de impulsar el crecimiento de China más hacia el consumo que hacia la producción.
En comparación, los salarios aumentaron un 12.1 por ciento en el 2011, notando un aceleramiento en el aumento salarial.
En total, los salarios de manufactura han aumentado más de un 70 por ciento en los últimos cinco años. Mientras que la productividad laboral también ha aumentado, no ha alcanzado la inflación salarial, creando una reducción en productividad laboral.
El constante aumento en el salario de los trabajadores chinos, dado en parte por el mayor nivel de exigencia y mayor capacitación, puede poner en riesgo a la dominancia que se observa en la producción manufacturera.
Ante mayores costos laborales, se reduce el margen de ganancia y se disminuye la competitividad contra los mercados competidores.
En los sectores donde el factor de mano de obra es el costo más importante, se puede observar una mayor tendencia a encontrar mercados en Asia con mayor ventaja en este punto.
Entre más aumenten los salarios en China, la producción en India, Bangladesh, Vietnam, E incluso México, se volverá más atractiva.
Al mismo tiempo que los salarios han aumentado, el crecimiento económico de China se ha reducido un 1.5 por ciento entre el 2011 y el 2012. Mientras que aún se mantiene por encima de la mayoría de los mercados en desarrollo alrededor del mundo, la tendencia parece notar un continuo desaceleramiento. De igual forma, el crecimiento en exportaciones se ha reducido más del 12 por ciento.
De tal modo, si la dirección de la política económica se perfila hacia crear un crecimiento auspiciado más por el consumo que por la producción, se prevé un aumento de la demanda de productos hacia China, y una reducción en su ventaja comparativa contra productos exportados hacia Estados Unidos.