Qué alivio que estando a más de 7 mil kilómetros de México, es posible sentarse en un restaurante y acompañar tu comida con una cerveza mexicana.
Es una cerveza exportada a todo el mundo, supongo que es una gran noticia y que a alguien le debe llenar de orgullo.
Existen dos situaciones inherentes al traslado de bienes a través de las fronteras. Por un lado me impacta pensar que una caja con seis cervezas en envase de vidrio navegó por el Pacífico hasta llegar a algún puerto de Chile para que entonces pudiéramos todos disfrutar una bien helada en los meses calurosos del verano austral.
Puedo hacer notar la primera situación de susto: la energía que se consumió en el proceso de transportación (con el consiguiente costo ambiental que generan las emisiones de gases efecto invernadero, entre otras cosas); pero tal vez muchos me reclamen y me digan que gracias a esas facilidades de comercio internacional, los países que están lejos de los trópicos pueden consumir plátanos nicaragüenses, o que el mundo entero pueda disfrutar café costarricense, o que tengamos frutas y verduras a lo largo del año gracias a esas tierras calientitas de los trópicos.
Está bien. Relajémonos, al fin ese no es el punto principal. Los ingredientes principales de la cerveza son malta, levadura, lúpulo y agua, agua, agua, agua (15 veces). ¿Por qué 15 veces? Porque para producir un litro de cerveza se ocupan 15 litros de agua a lo largo de todo su proceso.
Las plantas de producción están repartidas geográficamente en la república mexicana: Torreón, Coahuila; Nava, Coahuila; Ciudad de México; Guadalajara, Jalisco; Tuxtepec, Oaxaca; Mazatlán, Sinaloa; Ciudad Obregón, Sonora; Zacatecas, Zacatecas. ¿Podrían hacer el favor de dibujar un mapa de la república en su mente y ubicar cada planta? ¿Qué región predomina?
El país está sediento por la sequía más severa de los últimos 70 años; mientras tanto, 16.9 millones de hectolitros de cerveza del grupo (16 mil 900 millones de litros, no olviden multiplicar con la maizoro por 15 para imaginar el gran total) se exportó tan solo en al año 2011.
Los permisos de explotación de pozos, a cargo de Conagua se entregan a discreción, y no basándose en las políticas de administración y conservación del recurso, ni mucho menos basándose en una planeación a mediano y largo plazo con criterios de sustentabilidad.
Los recursos hidráulicos son parte fundamental de los bienes de una nación. Un asunto de seguridad nacional. Pero transformada en chela, el agua mexicana va en camino a los puertos más importantes del mundo. Lo más nuevo y quizá no tan relevante es que recientemente el Grupo Modelo ya no tiene capital mexicano; bueno… el agua tampoco.
Alain Castruita, ingeniero ambiental de Torreón, Coahuila, reside en Santiago de Chile.