Atrapados en Venezuela
La crisis económica de Venezuela no deja de sorprender con nuevos nadires, atrapando a su población en una combinación de escasez de bienes y servicios básicos, inflación anualizada de aproximadamente 500 por ciento y una tasa de desempleo que rebasa el 7 por ciento.
Pero los venezolanos no están solos: la miseria también le toca a las empresas multinacionales que operan en el emproblemado país sudamericano.
La crisis económica de Venezuela no deja de sorprender con nuevos nadires, atrapando a su población en una combinación de escasez de bienes y servicios básicos, inflación anualizada de aproximadamente 500 por ciento y una tasa de desempleo que rebasa el 7 por ciento.
Pero los venezolanos no están solos: la miseria también le toca a las empresas multinacionales que operan en el emproblemado país sudamericano.
Por si no fuera suficiente lidiar con la mayor contracción económica venezolana en décadas, estas compañías no pueden ni sacar sus ingresos o liquidar sus operaciones debido a los controles de capital, ni obtener suficientes insumos como para mantener adecuadamente sus operaciones debido a restricciones comerciales y cambiarias.
Estos problemas incluso han afectado a tres de las empresas mexicanas de mayor tamaño: Coca-Cola FEMSA, Grupo Bimbo y Mexichem.
Pero para las personas que buscan huir de la miseria económica venezolana las opciones son cada vez más reducidas: las aerolíneas Lufthansa y LATAM anunciaron esta semana que suspenderán de forma indefinida sus rutas aéreas venezolanas, uniéndose así a la suspensión anunciada en marzo por American Airlines.
La agencia AFP reporta que LATAM, la mayor aerolínea de Latinoamérica, tomó la decisión “debido al complejo escenario macroeconómico actual que atraviesa la región”, puntualizando que considera a Venezuela “un mercado relevante, y por lo tanto, trabajará para retomar estas operaciones a la brevedad”.
La alemana Lufthansa fue más contundente en su explicación, diciendo que el gobierno venezolano le debe “tres dígitos en millones de euros” en ingresos que la aerolínea no ha podido repatriar debido a los controles cambiarios y de capitales.
Sufren mexicanas
La embotelladora de FEMSA, que cuenta con una participación de aproximadamente 70 por ciento en el mercado refresquero venezolano, anunció la semana pasada que “se han agotado los inventarios de azúcar refinada de uso industrial existentes en nuestras plantas. La falta de azúcar implica la interrupción temporal de las líneas de bebidas que se elaboran con esta materia prima”.
Debido a los controles cambiarios de Venezuela las empresas de alimentos y otros bienes esenciales pueden importar una cierta cantidad de insumos a un tipo de cambio preferencial, pero toda importación que rebase esta cantidad se tiene que pagar a un tipo de cambio más de 20 veces más alto, incrementando significativamente los costos de la empresa.
FEMSA, que en los últimos dos años ha sufrido un colapso de más de 71 por ciento en sus ingresos provenientes de Venezuela, se unió así a Kraft Heinz y Clorox, empresas extranjeras que también han suspendido temporalmente sus operaciones venezolanas debido a faltas de insumos.
Incluso la cervecera venezolana Empresas Polar, la mayor empresa privada del país y la líder en su industria, ha tenido que suspender sus operaciones debido a la escasez de malta.
Bimbo, que domina el 9 por ciento del mercado de pan empacado en el país, también enfrenta dificultades de suministro, pues cada vez es más difícil importar harina desde Colombia y sus proveedores locales de materia prima sólo pueden ofrecer una solución de corto plazo.
Por su parte la empresa química Mexichem controla el 53 por ciento del mercado venezolano de tuberías plásticas a través de su subsidiaria Pavco, y en el pasado ha descartado los riesgos que representa para sus ingresos la contracción económica y las restricciones comerciales en Venezuela.
Pesadilla sin salida
La economía venezolana se contrajo 5.7 por ciento en 2015, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que ésta sufrirá una contracción adicional de 8 por ciento en este año.
El principal culpable de esto es el persistente declive que han sufrido los precios petroleros. La exportación de crudo representa la fuente del 95 por ciento de los ingresos de divisas extranjeras a Venezuela, y el sector petrolero representa un quinto del producto interno bruto (PIB) del país.
El sector público venezolano es aún más dependiente del petróleo, ya que su balance presupuestario requiere que el crudo se venda a más de 117 dólares por barril para quedar en números negros. Es por esto que el actual déficit fiscal del país equivale a más de 24 por ciento de su PIB.
Es por esto que Venezuela ha liderado la discusión para que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) congele o recorte su producción de crudo, aliviando la sobreoferta global de este energético e impulsando los precios.
Sin embargo los esfuerzos venezolanos se han topado con resistencia por desacuerdos entre Arabia Saudita, Irán y Rusia, postergando el alivio en los precios hasta que el mercado energético global logre balancear la oferta y la demanda sin una intervención coordinada.