Terminó el experimento
Es el principio del fin del mayor experimento de política monetaria en la historia. Los tres principales bancos centrales del mundo; la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Banco Central Europe (BCE) y el Banco de Japón; han comunicado, de manera implícita o explícita, que están preparando una salida de la política de expansión monetaria que se implementó después de la crisis global de 2008.
Rodrigo Carbajal
Es el principio del fin del mayor experimento de política monetaria en la historia. Los tres principales bancos centrales del mundo; la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Banco Central Europe (BCE) y el Banco de Japón; han comunicado, de manera implícita o explícita, que están preparando una salida de la política de expansión monetaria que se implementó después de la crisis global de 2008.
Desde entonces, la caída de las tasas de interés de referencia a niveles cercanos o debajo de cero y la compra masiva de activos de parte de los bancos centrales han definido la dinámica de los mercados financieros.
Nouriel Roubini, profesor de economía de la Universidad de Nueva York y director de Roubini Global Economics, argumenta que en el periodo de recuperación posterior a la crisis únicamente han existido dos mercados bajistas. Uno de ellos, el de enero y febrero del 2016, obedeció en gran medida a la incertidumbre respecto al futuro de las acciones de los bancos centrales. Roubini sostiene que el precio de las acciones globales cayó en alrededor de 10 por ciento durante este episodio.
Asimismo, en el 2013, el papel que jugó la comunicación de la Fed fue determinante para los mercados emergentes. Cuando se dio a conocer que el banco central comenzaría a recortar su programa de compra de activos, que en ese entonces inyectaba 85 mil millones de dólares a los mercados financieros cada mes, propició la peor fuga de capitales de mercados emergentes desde la crisis.
De vuelta a la normalidad
Ahora, casi una década después de que se inauguró este experimento de políticas monetarias poco convencionales, los bancos centrales intentan regresar a la normalidad sin generar efectos disruptivos que pudieran descarrilar la costosa recuperación de la economía global.
El consenso de analistas espera que la Fed eleve su tasa de interés de referencia en su reunión de política monetaria de la siguiente semana. Ésta sería apenas la tercer alza desde que el banco central llevó las tasas de interés a niveles cercanos a cero después del colapso de Lehman Brothers en el 2008.
El movimiento en sí mismo es de altísima relevancia para la economía, pero analistas juzgan que la atención de los inversionistas ha virado hacia otro concepto de normalización monetaria: qué tan rápido se reducirá la hoja de balance de la Fed.
No es un tema menor. En septiembre del 2008, los activos registrados en la hoja de balance del banco central eran de 925 mil millones de dólares. Actualmente, la cifra es de 4.46 billones de dólares. La tenencia de activos de la Fed prácticamente se quintuplicó en este periodo.
El programa de compra de activos, replicado por el BCE y el Banco de Japón, pretendía llevar las tasas de interés a cero, propiciar el gasto de los agentes económicos y generar un efecto riqueza para hacer frente al estancamiento económico y a los raquíticos niveles de inflación.
En Europa y en Japón, cuyas perspectivas de baja inflación y estancamiento son más graves que en Estados Unidos, los bancos centrales aún mantienen vigentes sus programas de estímulo.
Impacto de alto nivel
Los programas de compra de activos de la Fed han incrementado su hoja de balance en una magnitud significativa.
Cambio de discurso
Esta semana, se han enviado mensajes claros en la comunicación oficial de las autoridades monetarias respecto a la intención de revertir esta tendencia e iniciar un proceso de normalización.
En política monetaria, el discurso del banco central es tan importante como las acciones mismas. Ben Bernanke, expresidente de la Fed, sostiene que ésta depende en un 98 por ciento de lo que se dice y un 2 por ciento de lo que se hace.
En ese sentido, el cambio de lenguaje en el comunicado enviado ayer por el Consejo de Gobierno del BCE marca un punto de inflexión importante en la trayectoria esperada de su política monetaria. Rompiendo con la tendencia de las comunicaciones anteriores, el banco señaló que no buscaría recortes adicionales a la tasa de interés. La interpretación de los mercados fue que se estaba buscando una salida al programa de estímulo de la autoridad monetaria.
De manera casi simultánea, la agencia Bloomberg reportó que en el interior del Banco de Japón se discute la estrategia de salida del programa de compra de activos del banco central, que ya se ha reducido de un ritmo de 726 mil millones de dólares anuales a 546 mil millones de dólares.
Como antecedente, Kikuo Iwata, subgobernador del Banco de Japón, reconoció en una comparecencia frente al Congreso que la autoridad monetaria está corriendo simulaciones de cómo impactará una salida del programa de estímulo.
El fin de las políticas monetarias poco convencionales es inminente, pero el balance es menos claro. Sus críticos consideran que ha elevado los niveles de desigualdad de ingreso de manera significativa y que ha puesto a los mercados financieros en una posición de riesgo.
El administrador de fondos Bill Gross, fundador de PIMCO y una de las voces más influyentes de Wall Street, argumenta que el mercados se encuentra en el punto de mayor riesgo desde antes de la crisis de 2008. Refiere que los programas de estímulo monetario están generando una burbuja de activos.
Esta crítica se suma al posicionamiento reiterado de figuras como Luigi Zingales profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, quien sostiene que el “populismo era inevitable”, porque la desigualdad se ha agravado de manera sustancial, en gran medida por las políticas monetarias poco convencionales del periodo posterior a la crisis.