Mercados contra la crisis

“Las familias ya no compran carne de res”, se lamenta Marco Ramírez Rojas, vendedor de carnes frías en el Mercado de Abasto de Iztapalapa.

“Ahora se llevan ‘picnic’, una combinación de todos los restos de la res que cuesta 50 pesos por kilo”.

El “picnic” es el producto que está desplazando el bistec o filete en la dieta de los mexicanos por el incremento del precio de la carne.

Azaneth Cruz Azaneth Cruz Publicado el
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“Las familias ya no compran carne de res”, se lamenta Marco Ramírez Rojas, vendedor de carnes frías en el Mercado de Abasto de Iztapalapa.

“Ahora se llevan ‘picnic’, una combinación de todos los restos de la res que cuesta 50 pesos por kilo”.

El “picnic” es el producto que está desplazando el bistec o filete en la dieta de los mexicanos por el incremento del precio de la carne.

Todos los días medio millón de personas, entre comerciantes y clientes, visitan la Central de Abasto de Iztapalapa buscando el mejor precio, productos frescos y ahorrar en la compra de alimentos.

El trayecto hacia este gran mercado de la Ciudad de México es largo, pero muchos prefieren tomarlo porque los precios de la canasta básica están por debajo de lo que se maneja en el resto de tiendas de la metrópoli. Aquí prácticamente todo se puede conseguir en los inmensos pasillos de concreto: materias primas, legumbres, semillas, verduras, frutas, carne y pollo.

Pero aún así cada vez los clientes tienen que hacer malabares con su dinero para poder llevar alimentos a sus hogares.

“Los mexicanos comemos pa’ lo que nos alcanza”, dice José Zepeda, vendedor de materias primas en la Central de Abasto de Iztapalapa.

“Los precios de todos los alimentos se han incrementado, unos más, otros menos. Los mexicanos no ponemos ‘peros’ y  después de los primeros meses, se nos pasa”.

En el Mercado de Abasto es un espectáculo el inicio de la jornada.

Los comerciantes inician el día y los colores comienzan a darle vida a las naves de su vendimia. Los clientes no son presa fácil, pero no importa si se compra por kilo, por medios o por costal, todos buscan ganar en precio, en calidad y en venta para sortear la crisis económica.

Los mexicanos aprendieron a elegir entre calidad y cantidad.

“Entre el transporte y mi familia no tengo pa’ gastar. Pedí aumento, lo peor ya no es que mi trabajo no se valore. No nos alcanza para comer”, se lamenta un trabajador que conversa con un compañero en un momento de descanso en el pasillo de legumbres.
 
Las amas de casa batallan cada día más, no saben qué comprar, sólo buscan llenar.

“¿Qué no comimos en 2016?”, se lamenta Guadalupe López, comerciante de verduras. “Soy comerciante, llevo pedidos a algunos restaurantes y aunque soy dueña de mi negocio, he tenido que abrocharme el cinturón. Este año la carne y algunas frutas han desaparecido parcialmente de nuestro menú para llenar con pan”.

Los comerciantes están bajando los precios, pero las personas siguen sin alcanzarles.

En una comparación de precios realizada para demostrar cuál es el mejor lugar para comprar, la Central de Abastos sale triunfal entre los supermercados y los mercados en productos como el azúcar, el huevo, el arroz, el frijol, la manzana, el jitomate, la cebolla, la papa y el limón.

Las personas están comenzando a buscar menor calidad por un precio similar.

“Siempre somos criticados, gozamos de una abundancia de alimentos que no podemos comprar. Las frutas también forman parte de los alimentos que más han sufrido un golpe”, comenta con tristeza la dueña de una frutería de la Central de Abastos.

Un 2017 poco prometedor inunda los pasamientos de comerciantes y consumidores de la Central de Abasto, quienes sin duda esperan las noticias políticas y de comercio internas y externas para comenzar a pensar en que les pegará más.

“Mientras un kilo de carne pese más que el salario no se puede…”, expresa con enojo un ama de casa que apenas se detiene para comentar.

Comer en 2016 significó convertir en una práctica obligada la búsqueda de opciones para alimentar y la pérdida de un solo peso significó no completar aún más.

Datos importantes

Para la gente que asiste a la Central de Abastos y busquen economizar

>SEDESOL opera actualmente 5 mil 142 comedores comunitarios que benefician a más de 560 mil personas
>Los comedores comunitarios llegan a 18 estados y 435 municipios del país
>CEDACDMX es una nueva aplicación de la Ciudad de México y la Central de Abastos en la que podrás comparar los precios de productos de la canasta básica en diferentes puntos comerciales. La app está disponible para Android, IOS y Windows Iphone
>La Central de Abastos de Iztapalapa cuenta con un programa de Banco de Alimentos
http://ficeda.com.mx/programas.html

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