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China: El nuevo normal

El 2015 ha sido el año en que la transición económica de China se ha vuelto más evidente para los mercados globales. 

En palabras de Andrew Sheng, investigador del Instituto Asia Global de la Universidad de Hong Kong, la intervención del gobierno ante la caída del mercado bursátil y la devaluación del yuan ocurridos en el verano fungieron como un fuerte recordatorio de que los eventos económicos de China afectan a todo el mundo.

5.14
por ciento el promedio de los estimados de crecimiento chino correspondientes al tercer trimestre realizados por cinco empresas; más de dos puntos porcentuales por debajo de la cifra oficial de 7.4 por ciento
“Todas las estimaciones sugieren que el crecimiento (de China) en el 2015 ha estado por debajo del 6.9 por ciento reportado por la Oficina Nacional de Estadística”
Tom OrlikEconomista en jefe para Asia en Bloomberg Intelligence

El 2015 ha sido el año en que la transición económica de China se ha vuelto más evidente para los mercados globales. 

En palabras de Andrew Sheng, investigador del Instituto Asia Global de la Universidad de Hong Kong, la intervención del gobierno ante la caída del mercado bursátil y la devaluación del yuan ocurridos en el verano fungieron como un fuerte recordatorio de que los eventos económicos de China afectan a todo el mundo.

La segunda economía del planeta representa uno de los pilares de la demanda global, particularmente para los países emergentes que dependen de la exportación de materias primas. 

China registró una tasa de crecimiento anualizado de 6.9 por ciento en el tercer trimestre, una nueva confirmación de la desaceleración de una economía que solía crecer a tasas de dos dígitos.

La pérdida de dinamismo no se desvía esencialmente del nuevo escenario mundial poscrisis que se ha caracterizado por un bajo crecimiento estructural y por menor actividad comercial.  En los últimos años, la política económica de China ha planteado virar desde un modelo que privilegia la inversión por una fórmula más sustentable basada en el consumo interno.

La transición ha implicado una disminución estructural en la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto. Tanto el mercado, como el gobierno chino ya se hicieron a la idea que esta nueva normalidad llegó para quedarse.

Golpes económicos

Ya quedó evidenciado que el mercado resintió el shock mediante el desplome del precio de las materias primas y el incremento en los niveles de volatilidad. Junto con la expectativa de alza de tasas en Estados Unidos, los cambios económicos en China son considerados por el consenso de analistas como los principales factores de disrupción global.

De igual forma, el gobierno ya hizo patente que el país se encuentra en una nueva etapa. Sin embargo, el énfasis no está en que China es un país en franca desaceleración. El discurso oficial se centra en la idea de que China está en el proceso de convertirse en un país de clases medias.

En el marco de la Quinta Sesión Plenaria del Decimoctavo Comité Central del Partido Comunista de China, el presidente Xi Jinping declaró que el país podría continuar creciendo a tasas de 7 por ciento anual durante los siguientes cinco años. 

No obstante, dejó claro que la tasa mínima de crecimiento anual para este periodo debería ser de 6.5 por ciento. Esto con el fin de que para 2020, se duplique el ingreso per cápita y el tamaño de la economía en relación a sus  niveles de 2010.

Trampa del ingreso medio

Desde la década de los ochenta, cuando China adoptó políticas más amigables al mercado, el país ha sacado a la pobreza a millones de personas. Lo anterior lo convirtió en el principal contribuyente a la tendencia de abatimiento de pobreza mundial que ha tenido lugar desde entonces.

Dado que China es el país más poblado del mundo (1.4 mil millones de personas), cuenta con una fuerte presión política para continuar registrando altas tasas de crecimiento.

Xinhua, la agencia de noticias estatal, reporta que el ingreso per cápita ha pasado de  4 mil 697 dólares en 2010 a 7 mil 800 dólares en 2015.  La cifra pone de relieve comentarios como el que hizo Xu Shaoshi, cabeza del organismo gubernamental de planeación económica más importante del país,  al diario The Wall Street Journal: “ El reto más grande al que nos enfrentamos es la trampa de ingreso medio”.

Los países en desarrollo pueden pasar del rango de ingresos bajos a ingresos medios relativamente rápido, pero la transición hacia estados de ingresos altos suele demorar incluso décadas. 

En ese sentido, con el fin de hacer frente a la desaceleración, el gobierno busca un punto de quiebre en la elaboración de sus políticas públicas. Prueba de ello es que ya se ha puesto fin a la restricción que únicamente permite tener un sólo hijo por familia. 

Wall Street difiere

Ante la falta de información confiable, las cifras de crecimiento oficial son puestas en tela de juicio por análisis independientes de firmas de inversión y consultoría. Crecer a una tasa de 7 por ciento es una ilusión desde el punto de vista de estos pronósticos:

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