Los autos menos contaminantes parecen una lejana realidad en el país, pero su uso podría impulsarse en los próximos años.
En México, los vehículos híbridos o eléctricos están al alcance de un pequeño segmento de la población, mientras que la red de carga fue desplegada, en su mayoría, por una compañía privada.
Datos divulgados por la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) revelan que durante los primeros seis meses del año se comercializaron 680 mil 699 automóviles en el país, de los cuales sólo 8 mil 082 fueron híbridos conectables, eléctricos o híbridos
Aunque el panorama podría ser alentador. Durante el mes de junio, el crecimiento de la comercialización de vehículos no convencionales fue de mil 591 unidades, 101.1 por ciento por encima de lo registrado en el mismo mes del año pasado.
De esos más de mil coches, 19 unidades fueron eléctricas, 169 híbridos conectables y mil 403 híbridos, de acuerdo con los datos de la asociación.
Miguel Guerrero, responsable del área de Marketing de Scania México, destaca que en el país aún queda camino por recorrer, sobre todo, porque el costo de los autos alternativos es mucho más elevado que el de los convencionales.
“La pregunta aquí es si estamos listos como industria, clientes, concesionarias automotrices y gobierno para saber si podría existir un subsidio para que las personas puedan adquirir estos vehículos”, explica.
Más allá de los autos eléctricos
El próximo gobierno, que tomará el timón del país a partir del 1 de diciembre, tiene entre sus prioridades incentivar en la población el uso de energías más limpias, tema que también atañe a la industria automotriz.
Al respecto, el directivo de la compañía internacional que elabora camiones pesados aconseja que además de los autos eléctricos, deben considerarse otras tecnologías que son más limpias, como los motores de hidrógeno, que se cargan con agua y funcionan mediante un proceso de combustión.
Sin embargo, en México antes de dar el paso a vehículos que operen con combustibles diferentes a la gasolina y el diésel, el primer muro de contención a derribar es la legislación nacional y local.
“Nosotros creemos totalmente en los combustibles alternativos, pero en nuestra experiencia aún hay un tema pendiente en la normativa. Instituciones y gobierno deben profundizar en su estudio”, opina.
Guerrero añade que el Gobierno federal y los municipales deben tomar en serio el asunto de la sustentabilidad dentro de sus agendas de políticas públicas, en especial, porque países europeos eliminarán el uso de diésel a partir de 2050.
Asimismo, considera que la industria está lista para enfrentar el reto, aunque no todas las empresas cuentan con la infraestructura que se requiere, debido a su alto costo, por lo que también habría que cuestionar si están listos para hacer inversiones.
“Debemos de tener una orientación a reducir las emisiones contaminantes y uno de estos sistemas va a ser el uso de combustibles alternativos, pero se debe de analizar correctamente cuál va a ser la evolución y el cambio del diesel a vehículos que no operan con combustibles fósiles”.