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El escenario económico, marcado por la volatilidad y la incertidumbre, está a la espera de la mínima señal que pudieran enviar los principales responsables de la política económica global.
La economía mundial aún no se recupera de la crisis financiera que inició hace siete años. En un contexto de desaceleración emergente e inestabilidad financiera derivada de las acciones divergentes de los bancos centrales, el mercado se pregunta si la oleada de pérdidas bursátiles del último lunes negro significan el primer paso hacia la siguiente crisis.
Este es el marco que rodea al simposio anual de economía organizado por la Reserva Federal de Kansas en el pueblo de Jackson Hole Wyoming. El evento, al que sólo se atiende por invitación, tiene en la exclusividad y la secrecía sus principales características. Expertos de la academia, participantes de los mercados financieros y los principales líderes de los bancos centrales más importantes del mundo se reunirán desde ayer y hasta el sábado en el hotel Jackson Lake Lodge. El tema del simposio para este año es “dinámica inflacionaria y política monetaria”.
Cada año, el centro de la discusión de Jackson Hole es percibido como un barómetro para medir las prioridades de la política económica y sus efectos en el mercado.
Los países desarrollados enfrentan una baja inflación que mantiene anclada la recuperación económica, particularmente en Europa y Japón. Sin embargo, la coyuntura de fragilidad económica y de turbulencia financiera le da mayor peso a la relevancia de la reunión de Jackson Hole este año. Pese a la ausencia de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, y de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, el momento en que se realiza el simposio es crucial para el futuro inmediato de los mercados financieros.
Esperando señales
En los últimos años, Jackson Hole ha significado un foro para el anuncio de puntos de inflexión en la política monetaria. En el 2010, el entonces presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, señaló que el banco central estaba a punto de iniciar la segunda fase de su política de compra de activos.
Ahora, la gran pregunta para los mercados yace en cuándo elevará la Reserva Federal la tasa de interés.
El banco central se prepara para salir de casi una década en que los tipos de interés se encuentran en niveles cercanos a cero. El cambio de política es uno de los principales factores que ha causado disrupción en los mercados financieros, sobre todo en las divisas emergentes.
Además, se busca revertir la condición de bajas tasas ya que limita el margen de la Reserva Federal para hacer frente a una nueva contingencia financiera.
Dilema monetario
Antes del pasado lunes negro, existía un consenso entre los principales analistas y economistas del sector privado de que la tasa de interés sería elevada en septiembre. La caída generalizada en el precio de las acciones globales y las materias primas desencadenó una serie de posicionamientos públicos que diluyeron el consenso de septiembre. Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos y una de las voces más influyentes sobre política económica, insistió en que subir los tipos de interés dadas las condiciones actuales del mercado sería un grave error.
Ray Dalio, quién encabeza el fondo de cobertura Bridgewater (el más grande del mundo), aseguró en una nota para sus clientes que el siguiente movimiento de la Reserva Federal sería de expansión y no de restricción. Es decir, no se prevé un aumento de tasas.
Asimismo, señalamientos independientes de los miembros de la Reserva Federal William Dudley, Dennis Lockhart y Stanley Fischer, uno de los principales ponentes de Jackson Hole, sugieren que el banco central esperará a ver cómo continúa desarrollándose el mercado antes de actuar.
Ayer, la última tasa de crecimiento trimestral anualizado de Estados Unidos fue revisada al alza (3.7 por ciento) por encima de las expectativas. Este signo de recuperación añade incertidumbre al dilema de la Reserva Federal.
Mohamed El-Erian, asesor económico en jefe de Allianz SE y antiguo director general del fondo PIMCO, considera que los participantes de Jackson Hole mantendrán un bajo perfil donde las señales respecto a futuras decisiones de política serán difíciles de traducir.
En ese sentido, analistas advierten que en un contexto de incertidumbre, la ausencia de acciones o discursos que orienten el sentimiento del mercado representa un riesgo significativo.
El simposio económico de Jackson Hole, es la última oportunidad que tiene la élite económica global para reunirse antes de las juntas anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a mediados de octubre.