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Crecimiento envejecido

Las reacciones al reciente consejo del papa Francisco hacia los católicos del mundo a no “ser como los conejos”, se han enfocado en los problemas de la sobrepoblación y la paternidad irresponsable.

Pero en esta discusión se ha dejado de lado la otra advertencia del pontífice acerca de los riesgos que representan la bajas tasas de natalidad. Y para la economía global, éstos son significativos.

3.7
por ciento la tasa de crecimiento anual compuesto que la economía de México vivió entre 1964 y el 2014
El estudio de McKinsey señala a México como el segundo país más afectado por los efectos negativos de una población envejecida
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Las reacciones al reciente consejo del papa Francisco hacia los católicos del mundo a no “ser como los conejos”, se han enfocado en los problemas de la sobrepoblación y la paternidad irresponsable.

Pero en esta discusión se ha dejado de lado la otra advertencia del pontífice acerca de los riesgos que representan la bajas tasas de natalidad. Y para la economía global, éstos son significativos.

México, al igual que muchos otros países, se está convirtiendo en una economía envejecida. A menos que la productividad crezca significativamente, este envejecimiento causará un declive importante en el crecimiento económico.

Un nuevo estudio publicado por la consultora McKinsey & Company, enfocado en 20 países que en conjunto representan el 80 por ciento de la producción global, prevé una caída de casi 45 por ciento en el crecimiento económico mundial de los próximos 50 años en comparación con el de las últimas cinco décadas.

El impacto de esta caída sería un menor crecimiento en el estándar de vida de la población también, por lo que las próximas generaciones tendrían menos prosperidad que las de sus padres y abuelos.

La caída se debe a que, con menores tasas de natalidad y la esperanza de vida en aumento, las pirámides demográficas se están invirtiendo. Esto resulta en una proporción mayor de ancianos en la economía y una fuerza laboral cada vez más reducida.

McKinsey estima que durante los últimos 50 años, la economía global vivió un incremento de seis veces mientras que el ingreso per cápita promedio se incrementó casi tres veces. Estos aumentos se debieron por igual a mejoras en productividad y al crecimiento de la fuerza laboral.

Pero con la caída prevista en el crecimiento laboral, el nivel de productividad tendría que crecer a un ritmo 80 por ciento más veloz que el promedio histórico durante las próximas cinco décadas. De lo contrario, el crecimiento económico global se reducirá.

México frenado

El estudio de McKinsey señala a México como el segundo país más afectado por los efectos negativos de estas tendencias demográficas, tanto en crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) como de los ingresos per cápita, tan sólo detrás de Arabia Saudita.

Para México, cuya tasa de crecimiento anual promedio entre 1964 y 2014 fue de 3.7 por ciento, el pronóstico de una tasa de 1.3 por ciento para los próximos 50 años representa una caída del 66 por ciento.

El difícil panorama para México tiene sentido al considerar que el país se ve cada vez más presionado por el envejecimiento de su población. 

Se prevé que la tasa de dependencia, definida por McKinsey como la relación entre la población mayor a 64 años de edad y la de entre 15 y 64 años,  crecerá más de cuatro veces en las próximas cinco décadas en México.

En el caso del PIB per cápita, se prevé que su crecimiento anual pasará de 1.7 a 0.7 por ciento, lo cual representa una caída de 60 por ciento.

A diferencia de otros países, la caída individual estimada en México es muy similar a la generalizada, con una diferencia de sólo seis puntos porcentuales. En comparación, en Brasil esta diferencia es de 20 puntos porcentuales.

Productividad ¿al rescate?

Un incremento significativo en la productividad global podría dar el impulso necesario para que el crecimiento económico no se vea frenado.

Pero el estudio de McKinsey señala que mejorar la productividad no será fácil, ya que se estima que tres cuartas partes del incremento necesario tendrán que venir a partir de correcciones y mejoras ya disponibles en las prácticas de los gobiernos y empresas.

México tiene un gran espacio para mejorar la productividad ya que entre 1964 y 2014 sólo se redujeron dos de las horas laborales promedio del país, mientras que en Brasil fue de seis y en Reino Unido de 10.

El resto del incremento en productividad tendrá que provenir de innovaciones que, según estima McKinsey, aún no existen pero que podrían revolucionar la economía global.

El camino es difícil e incierto, pero es necesario prepararse para recorrerlo sin percances. James Manyika, director del McKinsey Global Institute en San Francisco, advierte citando al ejemplo de Japón, que de lo contrario el resultado será el estancamiento.

Aumentar la productividad

La firma McKinsey & Company ofrece varias recomendaciones para elevar los niveles de productividad y prevenir la caída de crecimiento económico que podría provocar la reducción de la tasa de natalidad:

1. Eliminar las barreras a la competencia: una mayor liberalización del mercado obligaría a las empresas a subir su nivel de productividad.

2. Enfoque en sectores públicos y regulados: a menudo la intervención del Estado afecta la eficiencia de una organización que termina siendo sobre protegida.

3. Inversión en infraestructura digital: el instituto afirma que los mercados emergentes, como México, son los que más deberían procurar este tipo de gastos.

4. Mejorar el marco regulatorio: las leyes del mercado deben incentivar la productividad e innovación, lo que se puede conseguir con mayor competencia.

5. Incentivar la investigación: destinar recursos públicos que premien el desarrollo tecnológico es uno de los fundamentos para la productividad.

6. Aprovechar bases de datos: la enorme cantidad de información almacenada a menudo es ignorada, pero es un factor clave para crecer.

7. Empoderamiento del ciudadano común: las plataformas digitales permiten que cada vez más personas puedan explotar sus ideas en proyectos.

8. Inclusión laboral: un marco legislativo apropiado permitiría que grupos discriminados por el mercado laboral puedan encontrar trabajo.

9. Mejorar el nivel de educación: una mejor preparación de los jóvenes incluye el aprendizaje de conocimientos técnicos enfocados para el mercado.

10. Apoyar la globalización: a pesar de que la apertura comercial entre países suele ser un tema polémico, los analistas lo consideran como un motor para el crecimiento.

 

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