Cómo salvar al mundo
Para la élite que está al frente del debate de política económica a nivel global, la pregunta clave no sólo debe ser cómo evitar una crisis financiera, sino qué hacer cuando ésta llegue. El comportamiento cíclico de los mercados financieros sugiere que una de las pocas certezas en la que pueden confiar los analistas es en que, tarde o temprano, irrumpirá otra crisis financiera.
Rodrigo Carbajal
Para la élite que está al frente del debate de política económica a nivel global, la pregunta clave no sólo debe ser cómo evitar una crisis financiera, sino qué hacer cuando ésta llegue. El comportamiento cíclico de los mercados financieros sugiere que una de las pocas certezas en la que pueden confiar los analistas es en que, tarde o temprano, irrumpirá otra crisis financiera.
En ese sentido, Bill Gates, fundador de Microsoft; Jeff Bezos, fundador de Amazon; Michael Bloomberg, fundador de Bloomberg LP; y otros filántropos e inversionistas han destinado un capital inicial de 10 millones de dólares para fundar el proyecto Walter Bagehot de Respuesta a la Crisis.
La iniciativa pretende complementar el enfoque de las autoridades económicas, centrado en cómo evitar una crisis, con un manual de respuesta a una crisis financiera.
El proyecto será añadido al Programa de Estabilidad Financiera de la Escuela de Negocios de la Universidad de Yale, que es presidido por el ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy Geithner.
“La primera vez que contemplas una solución para una crisis financiera no deberías estar en medio de una”, aseguró Andrew Metrick, director del programa y fundador del Programa de Estabilidad Financiera de la Escuela de Negocios de la Universidad de Yale. “Colectivamente, tenemos que estar mejor preparados para la siguiente crisis. El proyecto de Respuesta a la Crisis nos ayudará con eso”, agregó.
Gates, Bezos, Bloomberg y el resto de los benefactores no tendrán presencia en la Junta de Gobierno del proyecto. La dirección de la iniciativa recaerá sobre un grupo de expertos en política económica entre los que se incluye Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal; Agustín Carstens, gobernador del Banco de México y futuro presidente del Banco de Pagos Internacionales; Arminio Fraga, ex presidente del Banco Central de Brasil; Kenneth Rogoff, profesor de economía política pública de la Universidad de Harvard; Hank Paulson, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos; entre otros.
Bernanke, Paulson y Carstens se encontraban en la primera línea de defensa en el momento en el que estalló la crisis de 2008.
Plataforma en tiempo real
La iniciativa pretende crear una plataforma electrónica a la que puedan tener acceso las autoridades de política económica de todo el mundo. Ésta reunirá el conocimiento de investigaciones anteriores y de las intervenciones estatales en crisis financieras pasadas con la finalidad de proveer una sugerencia del camino que deberá transitar la política pública en tiempo real durante un periodo de estrés financiero.
Esta plataforma estará sujeta al escrutinio de personajes que estuvieron en el centro de la toma de decisiones cuando estalló la crisis.
Se espera que el programa esté listo en los próximos cinco años y que exista una versión beta para el 2019.
Los promotores del proyecto argumentan que, en el mejor de los casos, se creará un manual completo que incluya las mejores prácticas disponibles para cada situación pronosticable. En el peor de los casos, se hará un recuento útil con los errores clave que deben evitarse.
El proyecto está sustentado en la idea de que los errores de política económica y las salidas a la crisis, a través de la historia dejan ver que existe un común denominador. La naturaleza de los pánicos financieros no ha cambiado con el tiempo.
De hecho el proyecto recibió el nombre del periodista británico del siglo XIX, Walter Bagehot, quien escribió una pieza icónica que aún es considerada por los banqueros centrales contemporáneos en tiempos de crisis. En términos llanos, Bagehot recomendó a las autoridades monetarias prestar indiscriminadamente a instituciones financieras sólidas (que presenten buen colateral) a una tasa de interés con penalización.
Esta suposición se contrapone a las declaraciones recientes de Gertjhan Vlieghe, miembro de la Junta de Gobierno del Banco de Inglaterra, quien insiste en que los modelos econométricos son insuficientes para detectar con toda claridad cuándo y cómo ocurrirá la siguiente crisis.
La idea de que es prácticamente imposible de identificar un “cisne negro” con antelación se convirtió en un mantra en Wall Street después de la crisis global de 2008. Después de todo, la característica esencial de un fenómeno de “cisne negro” es que no puede ser pronosticado.
No obstante, Metrick es optimista: “Hemos realizado los mismos errores una y otra vez. Aún si sólo descubrimos cómo enfrentar una crisis parecida a las que hemos tenido anteriormente, eso será un avance significativo”.
Cambio de enfoque
Tras el estallido de la crisis global de 2008, los esfuerzos de política económica se concentraron en reformar al sistema financiero para evitar un nuevo colapso: se impusieron requerimientos de capital más altos a los bancos, se separaron las unidades de banca de inversión respecto a las de banca al consumo y se impulsó un agresivo programa de expansión monetaria para estimular la actividad económica durante la transición a la normalidad.
Sin embargo, los esfuerzos de investigación para saber cómo responder a una crisis han sido limitados. Metrick explica que cuando fue parte del equipo de la administración del presidente Barack Obama, que diseñó la reforma del sistema financiero, había una sensación de incertidumbre total.
La idea de una crisis financiera se asociaba exclusivamente a condiciones de mercados emergentes, jamás a economías avanzadas.
Ahora que la administración de Donald Trump promete desmantelar el cuerpo de regulación financiera inscrito en la Ley Dodd-Frank, la propuesta financiada por Gates y Bezos es más que bienvenida.