El entorno macroeconómico de México comienza a complicarse y el peso se encuentra al centro de las preocupaciones de las autoridades de política económica del país. En las últimas tres jornadas, la moneda mexicana ha perdido el 3.5 por ciento de su valor frente al dólar, lo que lo lleva a tocar su nivel más bajo desde hace cuatro meses.
En ese entonces, en febrero, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (Banxico) lanzaron un sorpresivo programa de medidas abocadas a frenar la depreciación acelerada del peso.
Tras una junta extraordinaria de política monetaria, el banco central mexicano determinó que alzaría su tasa de interés de referencia en 50 puntos base a 3.75 por ciento, adelantándose a cualquier medida que pudiera tomar la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).
Asimismo, la SHCP anunció un recorte al gasto público de 132 mil millones de pesos para este año. De manera inédita en el actual sexenio, las medidas fueron dadas a conocer en una conferencia de prensa conjunta del titular de la SHCP, Luis Videgaray, y el gobernador de Banxico, Agustín Carstens.
Riesgos globales
Sin embargo, la defensa del peso ha mermado debido al sentimiento creciente de aversión al riesgo en los mercados financieros.
La incertidumbre que ha generado el referéndum de la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, así como la reunión de política monetaria de la Fed que está programada para esta semana, han provocado una fuerte demanda de los inversionistas por activos de resguardo como los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
El consenso de analistas espera que la Fed mantenga su tasa de interés de referencia sin cambio en junio, preparando el terreno para un alza inminente en la reunión de julio o septiembre.
En cambio, el resultado del referéndum es incierto. Las principales casas encuestadoras esperan un final de fotografía que ya está provocando una venta masiva de activos emergentes. Andrés Jaime, estratega de tasas de interés para Barclays, considera que el tipo de cambio puede llegar a 20 pesos por dólar si Gran Bretaña opta por una salida de Europa.
El peso mexicano, la divisa emergente más operada a nivel global y la única moneda de América Latina que puede ser canjeada las 24 horas del día, es comúnmente utilizada como un instrumento de cobertura para desinvertir posiciones emergentes menos líquidas.
El hecho de que el peso sea visto como un equivalente de otros activos emergentes, que puede ser desechado rápidamente para balancear portafolios de inversión, exacerba sus episodios de depreciación cuando hay turbulencia en los mercados financieros.
Durante la jornada del lunes, la divisa mexicana llegó a perder hasta 1 por ciento de su valor frente al dólar, alcanzando un tipo de cambio de 18.82 pesos por dólar. El peso no sólo es la moneda emergente más operada, si no la que más se ha depreciado en lo que va del 2016, alcanzando una pérdida de 8.43 por ciento.
Autoridades reaccionan
La coyuntura crítica por la que atraviesa la moneda mexicana fue citada como uno de los principales riesgos para la estabilidad económica de México en las minutas de la última reunión de política monetaria de Banxico.
En su última intervención pública, Carstens refirió que el actual episodio de depreciación del peso difiere de lo que sucedió en febrero. Para el gobernador de Banxico, ahora, el peso no se encuentra bajo un ataque especulativo.
La declaración de Carstens dejó la impresión de que no se estaba preparando una nueva defensa del peso que tuviera un carácter sorpresivo. Sin embargo, el banco central ha mantenido una postura de cautela en la que busca adelantarse a cualquier alza de tasas de interés en Estados Unidos, por lo que se espera un incremento de tasas para la siguiente reunión de Banxico.
Por otra parte, el deterioro del peso también provocó una reacción pública del secretario de Hacienda.
La semana pasada, durante su participación en la Reunión Anual de Consejeros de BBVA, Videgaray declaró que el gobierno está analizando recortes adicionales al gasto para procurar la estabilidad macroeconómica del país, aún si esto impacta negativamente a la actividad económica en el corto plazo: “Coincidimos con el objetivo que ha expresado el sector privado de consolidar las finanzas públicas y reducir el déficit por la vía de un ajuste al gasto público”.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) argumenta que es necesario un ajuste de 300 mil millones de pesos al presupuesto federal de 2017 para consolidar la estabilidad macroeconómica, evitando un incremento en la deuda que impacte a las finanzas públicas y a la balanza de pagos.
De acuerdo a los Pre-Criterios de Política Económica de la Secretaría de Hacienda, está proyectado que el país vuelva a tener un superávit primario a partir de un recorte de 175 mil millones de pesos al gasto público en 2017.
La profunda depreciación del peso ocurre en medio de un contexto en el que la economía mexicana mantiene un problema crónico de bajo crecimiento, una fuerte presión a las finanzas públicas debido a la caída de ingresos petroleros, un deterioro del déficit de cuenta corriente y la expectativa de BBVA y Bank of America-Merrill Lynch de que la pérdida de valor del peso se traduzca en un repunte inflacionario.