Tras una semana que trajo una serie de escándalos y controversias, así como un declive en las encuestas de intención electoral, Donald Trump busca reiniciar su imagen como candidato presidencial a través de la presentación formal de sus propuestas y equipo de asesores en materia económica.
“(Trump) está intentando reconstruir el impulso después de sus serios tropiezos durante los últimos 10 días. Esto para apuntar a los votantes en general de que no sólo está tuiteando su candidatura, de que hay algo de pensamiento profundo detrás de sus esfuerzos”, dijo Ron Bonjean, estratega político republicano, en entrevista con Reuters.
El problema es que la impresión que se ha formado acerca del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, llena de riesgo, contradicciones e incertidumbre económicas, no está siendo corregida.
Durante un discurso pronunciado ayer en el Club Económico de Detroit, Trump enumeró en mayor detalle algunas de sus propuestas, incluyendo recortes de impuestos y una moratoria a nuevas regulaciones federales. Esto después de que el viernes su campaña reveló la composición de su equipo de asesores económicos.
La calificadora crediticia Moody’s indicó recientemente que las propuestas económicas de Trump “debilitarían significativamente a la economía” estadounidense, la cual sufriría “una larga recesión” si todos los planes del magnate inmobiliario se vuelven realidad.
A pesar de esto, Trump redobló sus esfuerzos por recortar los impuestos y servicios públicos y renegociar los acuerdos comerciales de Estados Unidos.
A esto se suma el que el equipo de asesores de Trump está compuesto por personajes similares a él: ejecutivos del mundo financiero e inmobiliario, sin experiencia de política económica o en el sector público.
En suma, a pesar de que los recientes anuncios de Trump tienen la intención de hacerlo ver como un candidato más serio y tradicional rumbo a los últimos dos meses de la contienda por la Casa Blanca, el resultado ha sido todo lo contrario.
Planes problemáticos
Trump dijo ayer que quiere “darle un empujón a (la economía de) Estados Unidos, y puede hacerse, y ni siquiera será tan difícil”.
Para lograr esto, el candidato republicano planea renegociar los acuerdos comerciales de Estados Unidos, incluyendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para sancionar agresivamente a aquellos países que percibe se han beneficiado “injustamente” del libre comercio y la globalización al “robar” empleos estadounidenses, sobre todo en la industria manufacturera.
Trump también propone eliminar regulaciones ambientales, caracterizadas como un lastre para los ingresos corporativos, y declarar una moratoria sobre la creación de nuevas regulaciones por parte de las agencias federales estadounidenses.
A esto se suman fuertes recortes a las tasas impositivas para los individuos y empresas, lo cual implicaría una pérdida de ingresos de casi 10 billones de dólares para el gobierno federal estadounidense durante la próxima década, según un análisis del Centro de Política Impositiva.
Moody’s prevé que las propuestas de Trump, que aún carecen de suficiente detalle para realizar un análisis exhaustivo, le costarían 3.5 millones de empleos a Estados Unidos, empujando la tasa de desempleo desde su actual nivel de 4.9 por ciento a un 6.8 por ciento al final de su gobierno.
Además, “durante la presidencia de Trump, el hogar estadounidense promedio verá sus ingresos reales estancarse, y los precios accionarios e inmobiliarios declinarán”, según pronosticó el equipo de analistas de Moody’s liderado por Mark Zandi, economista en jefe de la firma.
La calificadora crediticia concluye que los planes de Trump resultarían en una economía estadounidense menos global y dinámica, con mayores déficits fiscales y deuda pública, y con la mayoría de los beneficios concentrados en los hogares con mayores ingresos en el país.
Equipo cuestionable
Por si las consecuencias negativas de sus propuestas no fuesen suficiente problema, el equipo de asesores de Trump también está resultando ser blanco de críticas debido a su falta de experiencia en materia de política pública.
Donald Trump describe a su equipo como “un grupo formidable de individuos experimentados y talentosos” que le ayudará a reconstruir una economía que ha sido estancada por las políticas de sus rivales demócratas.
Pero la ausencia de exasesores republicanos experimentados, como Glenn Hubbard de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia o Gregory Mankiw de la Universidad de Harvard, está atrayendo atención negativa de parte de analistas políticos y financieros.
El equipo de Trump
El grupo de asesores económicos de Trump ha sido criticado por su heterodoxia, ya que no incluye a casi ninguna persona con experiencia de política económica o en el sector público:
Thomas J. Barrack
CEO de Colony Capital
D. Andrew Beal
Presidente de Beal Bank
Stephen M. Calk
CEO de The Federal Savings Bank
Steve Feinberg
CEO de Cerberus Capital Management
Harold G. Hamm
CEO de Continental Resources
Howard M. Lorber
CEO de Vector Capital
Steven T. Mnuchin
CEO de Dune Capital Manage ment
John Paulson
Presidente de Paulson & Co.
Wilbur L. Ross
Inversionista
Steven Roth
CEO de Vornado Realty Trust
Dan DiMicco
Ex-CEO de Nucor Corp.
David Malpass
Presidente de Encima Global
Stephen Moore
Investigador en The Heritage Foundation
Peter Navarro
Profesor de economía en la Universidad de California