México desafía al mundo. Con la construcción de la refinería Dos Bocas el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) busca que el país recupere su eficiencia energética y termine con la importación de gasolinas.
Hace poco más de un año que el mandatario inauguró las obras en Paraíso, Tabasco, y desde su origen el plan estuvo en la mira de expertos por su impacto al medio ambiente y a las finanzas públicas del país.
La promesa es que se convierta en la refinería más grande e importante en territorio nacional con una capacidad de crudo estimada de 340 mil barriles por día (bpd).
El Gobierno federal aseguró que Dos Bocas tendrá un costo de 160 mil millones de pesos, aunque, si el dólar se fortalece el monto podría incrementarse entre 20 y 25 por ciento, debido a que la mayoría de los contratos que la Secretaría de Energía (Sener) ha adjudicado están en dólares.
La obra se licitó a 108 días de que comenzó la actual administración y se dividió en seis paquetes para el desarrollo de los trabajos. El último informe publicado por Sener informa que la refinería se realiza en pleno cumplimiento de la normatividad aplicable y se han obtenido ocho permisos que, según la dependencia, cumplen con todos los criterios sociales y ambientales.
Sin embargo, al tomar este camino México se aleja cada vez más de sus metas para combatir el cambio climático, ya que el funcionamiento de este tipo de refinerías genera una importante cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.
Paul Alejandro Sánchez, especialista en energía, considera que más allá de los problemas que se han señalado un desafío crucial para la séptima refinería es que se encuentra bajo la responsabilidad de Petróleos Mexicanos (Pemex), empresa que desde hace al menos 40 años no construía un proyecto similar.
“La pregunta que se tiene que hacer es si México mantendrá una refinería aun cuando sea la más eficiente si al final operativamente va a costar más. El problema de Pemex es que con la cantidad de gente que tiene, sus costos de operación y mantenimiento la hacen inviable”, detalla.
Proyecto Dos Bocas con otro enfoque
Previo al inicio del arranque de la obra, el mandatario mexicano aseguró que otro de sus propósitos fundamentales era crear empleos. La meta es que todo el proyecto genere hasta 135 mil puestos de trabajo, de los cuales 23 mil serán directos y 112 mil indirectos.
A un año de iniciar los trabajos 34 mil 042 personas han sido contratadas, pero de ese total, solo 8 mil 019 son plazas directas, mientras que 26 mil 023 indirectas que se distribuyen entre el personal administrativo, de seguridad, fabricación de equipo, suministro de materiales para alimentación, salud, transporte, y personal.
Aunque diversos estudios advierten que Dos Bocas no será rentable e incluso constituye un riesgo para los ingresos del país, el presidente López Obrador se mantiene firme con el proyecto insignia de su administración.
En 2019, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) informó en un análisis que la refinería solo tiene el 2 por ciento de de probabilidades de ser éxitoso, en tanto que los expertos del grupo financiero mexicano Banco Base coincidieron en que un deterioro en las finanzas del país derivaría en una baja de la calificación crediticia.
Desde la mirada internacional también hay severas críticas sobre el proyecto. A finales de mayo pasado la publicación semanal británica The Economist publicó un artículo en el que aseguró que el presidente de México está frustrando el desarrollo de las energías renovables, no solo con las medidas que se tomaron desde el Cenace, también por insistir en planes que no tienen futuro, al referirse a la obra en Tabasco.
El experto en energía Paul Alejandro Sánchez asegura que si la apuesta del inquilino de Palacio Nacional está centrada solo en crear empleos, Dos Bocas tendrá el mismo problema del resto de las refinerías existentes en el país, ya que México perderá en lugar de ganar por cada barril procesado a causa de los costos.