Amenaza al crecimiento

El sexenio de las reformas estructurales quedó opacado por una coyuntura política que hace cuatro años parecía impensable.

1.8%
crecerá la economía mexicana en 2017, de acuerdo al pronóstico de Citibanamex
“La verdad es que ahora no es el principal factor que podría estar afectando al crecimiento (política monetaria), sobretodo, no tiene comparación con respecto a la incertidumbre que está generando la falta de precisión sobre las medidas que en un momento podría tomar el presidente electo Donald Trump” 
Agustín CarstensGobernador de Banco de México

El sexenio de las reformas estructurales quedó opacado por una coyuntura política que hace cuatro años parecía impensable. La promesa de que México podría crecer a tasas de 5 por ciento en los últimos años de la administración del presidente Enrique Peña Nieto es hoy, en el mejor de los casos, una realidad lejana.

Ninguno de los principales bancos de Wall Street proyectaron la victoria electoral de Donald Trump. En México, esto no tenía porqué ser diferente.

Tras la conclusión del proceso electoral en Estados Unidos, las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana fueron revisadas a la baja de manera generalizada.

El 9 de noviembre, tras el cierre de las votaciones en Estados Unidos, Citibanamex redujo la expectativa de crecimiento de México para 2017 de 2.3 por ciento a 1.8 por ciento. Asimismo, Moody’s cambió su pronóstico de expansión para el siguiente año de 2.5 por ciento a 1.9 por ciento.  Ambas estimaciones se encuentran debajo de la tasa de crecimiento anual promedio de los últimos treinta años de 2.3 por ciento.

En el 2014, cuando Moody’s asignó la calificación A3 a la deuda soberana de México, la medida se justició con base en un argumento central: la capacidad de las reformas estructurales para elevar la tasa de crecimiento potencial de la economía permitiría mayores niveles de recaudación tributaria, que a su vez facilitarían el balance fiscal.

Dos años después, la realidad es radicalmente diferente. Las finanzas públicas se encuentran en un proceso de consolidación fiscal porque las firmas calificadoras han puesto en tela de juicio la capacidad del país para controlar el déficit fiscal y para pagar por su creciente deuda pública, que ya alcanza un nivel de 45 por ciento del producto interno bruto.

El gobierno ha sido orillado a implementar un recorte al gasto público de casi 240 mil millones de pesos para el siguiente año. La medida cuenta con implicaciones negativas directas para el crecimiento económico, particularmente en un momento en el que el banco central ha respondido a la depreciación del peso frente al dólar con un ciclo alcista en la tasa de interés de referencia.
 
Condición de incertidumbre
 
No obstante, para el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, éste no es el principal factor que opera en detrimento del crecimiento. Carstens argumenta que la incertidumbre relacionada con el futura administración de Trump podría afectar a la actividad económica en México de manera más significativa que las alzas en la tasa de interés de referencia del banco central.

En una entrevista con el diario El Financiero, el gobernador del Banco de México aseguró: “La verdad es que ahora no es el principal factor que podría estar afectando al crecimiento (política monetaria), sobretodo, no tiene comparación con respecto a la incertidumbre que está generando la falta de precisión sobre las medidas que en un momento podría tomar el presidente electo Donald Trump”.

Hasta el momento, el equipo de transición de Trump ha enviado señales confusas respecto del rumbo que tomará la política económica del presidente electo. El posicionamiento más claro en este respecto fue dado a conocer esta semana. A través de un video de Youtube, Trump anunció que su gobierno solicitaría el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) desde el primer día de la nueva administración.

Anteriormente, medios estadounidenses reportaron que la administración de Trump también pediría la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte desde el día uno. Sin embargo, esto no fue mencionado en el discurso en que Trump delineó las que serían sus primeras acciones de gobierno.

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