Los bancos centrales en algunas de las mayores economías del mundo enfrentan una difícil decisión acerca de cómo utilizar su política monetaria, ya que las tasas de interés ultrabajas que han usado como estímulo posterior a la crisis del 2008 están inflando peligrosas burbujas inmobiliarias.
Algunos ejemplos de este fenómeno pueden verse en Canadá, Suecia y Australia, donde los precios de la vivienda están registrando alzas veloces aún mientras el resto de la economía se desacelera y la inflación se apaga.
Sin embargo, a pesar de que los riesgos presentados por estas alzas insostenibles de precios ya han sido destacados por los mismos bancos centrales, estas instituciones parecen ser incapaces de frenar las burbujas mediante alzas de tasas de interés por temor de que estas acciones debiliten aún más el crecimiento de sus economías.
El diario estadounidense The Wall Street Journal señala que este dilema subraya una cuestión central en la política monetaria contemporánea: ¿deberían las autoridades mantenerse enfocadas sobre su meta principal de controlar la inflación, o deberían también enfocarse en frenar las burbujas financieras antes de que crezcan demasiado?
Aún después de que una burbuja inmobiliaria en Estados Unidos precipitó la peor crisis financiera y económica desde la Gran Depresión, mostrando los riesgos de dejar que los mercados resuelvan por sí mismos situaciones como éstas, no existe consenso entre las autoridades respecto a esta cuestión.
El riesgo canadiense
Esta trampa inmobiliaria se siente particularmente en Canadá, el tercer mayor consumidor de exportaciones mexicanas en el mundo y un socio clave del país como parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La economía canadiense es altamente dependiente de la explotación de recursos naturales, sobre todo en el rubro energético y minero. Estos sectores representan de forma directa e indirecta casi un quinto del producto interno bruto (PIB) del país.
Como consecuencia del colapso que los precios de estos productos han registrado en los últimos años, el crecimiento de la economía canadiense se ha estancado, obligando al Banco de Canadá (BoC, por sus siglas en inglés) a mantener su tasa de interés de referencia en un nivel cercano a su mínimo histórico, y actualmente ésta se encuentra en un ciclo de recortes.
Desde enero del 2015 hasta la fecha, las autoridades monetarias de Canadá han tenido que recortar su tasa dos veces, después de haberla mantenido intacta durante casi cinco años.
Esta tasa de interés ultrabaja reduce los costos crediticios, estimulando el endeudamiento y la actividad económica, incluyendo la demanda del sector inmobiliario y en consecuencia los precios de la vivienda.
En Vancouver el precio inmobiliario de referencia registró un incremento interanual de 32.1 por ciento durante junio, según datos de la Asociación Inmobiliaria de Canadá. En Toronto, el mismo indicador mostró un crecimiento de 16 por ciento durante el mismo periodo.
En ese mismo mes, el BoC advirtió que estas alzas de precios probablemente son insostenibles, y destacó los riesgos que podrían presentarse si estas burbujas se revientan.
Sin embargo, Stephen Poloz, gobernador del BoC, dijo en una entrevista la semana pasada que estas preocupaciones no evitarán que el banco recorte aún más su tasa con tal de estimular a la economía canadiense.
“Los riesgos claramente van en aumento. Sólo no sé qué tan grande son los riesgos”, dijo Poloz la semana pasada durante la rueda de prensa subsecuente al anuncio de política monetaria del BoC.
Sin alternativas
En parte el dilema de instituciones como el BoC radica en la preponderancia que la política monetaria ha cobrado en los últimos años como herramienta para lidiar con las consecuencias de la Gran Recesión.
“El banco central sólo está haciendo su trabajo, que es intentar mantener la inflación en su nivel objetivo”, dice Poloz, agregando que el bajo crecimiento de los últimos años “ha mantenido a los bancos centrales en juego por mucho más tiempo de lo que cualquiera hubiera esperado”.
Subrayando este último punto, el gobernador explica que el problema no son las tasas bajas, sino el extendido periodo que éstas han perdurado.
“Normalmente, (estas medidas) no duran mucho. Puedes tener un año o algo así en el cual las tasas de interés son más bajas de lo usual. Es sólo cuando duran mucho tiempo que (los riesgos) comienzan a acumularse de forma preocupante”, declaró Poloz.
Pero mientras el mayor crecimiento económico no vuelva a las economías desarrolladas, las autoridades como Poloz se verán atrapadas en este riesgoso dilema. “En verdad están atrapados entre la espada y la pared”, dijo Derek Holt, economista en el Bank of Nova Scotia, en entrevista con The Wall Street Journal.
Esta trampa inmobiliaria se siente particularmente en Canadá, el tercer mayor consumidor de exportaciones mexicanas en el mundo.