La economía venezolana se encuentra en estado de emergencia. El Fondo Monetario Internacional espera que el producto interno bruto del país se contraiga alrededor del 10 por ciento este año.
Asimismo, la incertidumbre económica está marcada por una inflación estimada de 700 por ciento.
En medio de esta tragedia macroeconómica, la escasez de dólares se ha traducido en una escasez de bienes, incluso en productos de primera necesidad: comida, papel de baño, medicinas, condones, etc.
Sin embargo, el gobierno de Venezuela ha mantenido una disciplina cabal en el pago de su deuda soberana. Hasta el momento, ningún instrumento de renta fija emitido por el gobierno venezolano ha incurrido en una suspensión de pagos.
De acuerdo al consenso de analistas, esta situación podría cambiar en los próximos días. Entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, Venezuela deberá pagar 3 mil millones de dólares a tenedores de bonos soberanos del país.
Ante la emergencia de situaciones similares en el pasado, el Ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública de Venezuela ha propuesto un intercambio de los bonos de vencimiento próximo por bonos nuevos que extiendan el plazo de vencimiento y que paguen una mayor tasa de interés.
No obstante, el modelo podría estar agotado. A pesar de que los activos de renta fija venezolana han generado rendimientos exatraordinarios, aún para estándares de mercados emergentes, los inversionistas estiman que la capacidad de pago de Venezuela está en el límite.
Los bonos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) que vencen a finales del siguiente año registran un rendimiento de casi 80 por ciento en lo que va del año. El índice de activos venezolanos presenta un rendimiento de 40 por ciento. En cambio, el promedio de los bonos soberanos de mercados emergentes, de acuerdo a un índice elaborado por JP Morgan, es menor al 20 por ciento.
Esto pone de relieve uno de los conceptos clásicos de la inversión: a mayor riesgo, mayor rendimiento.
En el límite
El intercambio de bonos ha dejado de ser una opción realista para los inversionistas con posiciones en activos venezolanos. A diferencia de ediciones anteriores, los tenedores de bonos se encuentran indispuestos a extender el plazo de vencimiento de los instrumentos de renta fija de PDVSA y del gobierno de Venezuela.
El Ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública ha retrasado la fecha límite para acordar un intercambio de bonos en cuatro ocasiones.
La semana pasada, PDVSA emitió un comunicado en el que refirió que si los inversionistas no aceptaban el trato, “encontrarían difícil” realizar pagos programados para el corto plazo.
El gobierno venezolano ha apostado por ganar tiempo para esperar un repunte en el precio del
petróleo que permita pagar la deuda adquirida. Pero, aún con un acuerdo de congelamiento a la producción de crudo sobre la mesa por parte la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), existe un alto nivel de incertidumbre respecto a la trayectoria futura del mercado petrolero.
Para Venezuela, un país en el que la venta de crudo constituye el 96 por ciento de sus exportaciones, las opciones parecen cada vez más limitadas.