El golpe más fuerte de la pandemia para las mujeres

El desempleo ocasionado por la pandemia afecta principalmente a las mujeres de todo el mundo por las condiciones laborales a las que están sujetas, ya que millones forman parte del mercado informal y están desprotegidas de la seguridad social
Nayeli Meza Orozco Nayeli Meza Orozco Publicado el
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Las mujeres resienten el golpe más fuerte de la pandemia. A la ecuación de la marginación laboral y de ingresos se sumó un enemigo invisible que desencadenó una serie de efectos negativos en esta población y su situación económica.

A medida que las cifras de desempleo suben, a las trabajadoras les toca experimentar la peor parte del problema. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el 70 por ciento de las mujeres en todo el mundo perdieron o sufrieron alguna afectación en su puesto de trabajo.

70
por ciento de las mujeres en el mundo sufrieron alguna afectación en su trabajo

En México, antes de la pandemia alrededor de 76 de cada 100 hombres de 15 años y más eran económicamente activos, mientras que en el caso de las mujeres la proporción era de 45 por cada 100 mujeres que se encontraban a esa situación.

Sin embargo, la recesión económica que se arrastra desde al año pasado y la emergencia sanitaria llevarán a las mujeres a caer en un mayor nivel de desempleo, en contraste de sus pares.

Existen varios factores que sustentan el desalentador pronóstico. Por principio, en el sector informal están concentradas una mayor cantidad de trabajadoras obligándolas a estar bajo condiciones laborales deficientes, sin protección de ninguna ley y sin beneficios de seguro médico o pensión.

Cristina Sánchez Ramírez, investigadora del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, considera que las mujeres están más expuestas por la precariedad laboral en que viven y es preciso impulsar políticas públicas que permitan disminuir la carga que existe hacia este lado de la balanza.

“Esta crisis va a ampliar la brecha de género porque las mujeres son el sector más vulnerable, ya que muchas de ellas están en la informalidad, son responsables de su familia o porque en sus empresas no pueden romper el techo de cristal porque no cuentan con políticas adecuadas de teletrabajo”, dice la maestra en Derecho.

Las trabajadoras suelen ocupar más puestos en sectores sociales que detuvieron sus actividades por la pandemia; dentro de la lista destacan el comercio, turismo, y servicios.

200
años se necesitarán para cerrar la brecha laboral de género después de la pandemia

La misma naturaleza de estos empleos hace que el trato sea en persona, por lo que el trabajo a distancia no era una opción para sus empleadores.

En Estados Unidos, el 54 por ciento de las mujeres que forman parte de estas industrias no pueden teletrabajar, mientras que en Brasil la cifra sube a 64 por ciento.

En diversas ocasiones el FMI ha mencionado los beneficios de esta modalidad, pero es contuntende al asegurar que solo 12 por ciento de la población en todo el mundo puede trabajar de esta forma.

Otro factor es que ellas realizan un mayor número de tareas domésticas no remuneradas a diferencia de ellos.

Las mujeres gastan en promedio 4.1 horas al día en los labores del hogar, en tanto que los hombres solo 1.7 horas. Además, la atención que ellas dan en todos los tipos tiene un valor aproximado de 11 billones de dólares, de acuerdo con la ONU.

Diversas organizaciones nacionales e internacionales insisten en no desatender el cuidado familiar, pues si la responsabilidad recae solo en ellas una vez que se reactiven las actividades económicas tardarán más en regresar a su empleo o encontrar uno nuevo

Buscar soluciones a la brecha laboral entre hombres y mujeres

El 83 por ciento de las mujeres que labora en todo el mundo son parte de la informalidad, también conocida como economía gris.

Y el terreno ganado en los últimos años podría perderse a causa del COVID-19, ya que si antes de pandemia hacían falta 70 años para cerrar la brecha laboral, después de la crisis el camino se alargará hasta 200 años, de acuerdo con diversas estimaciones de organismos internacionales.

Para la doctora en política pública Carla Gómez Macfarland, quien también es investigadora del IBD, la pandemia acrecentó las desigualdades que existían, pero el factor económico no es lo único importante dentro de la actual crisis.

“Previo a la emergencia ya se experimentaban condiciones laborales complicadas para las mujeres y lamentablemente la violencia de género era una realidad, pero el confinamiento aumentó estos problemas y minimizarlos no ayuda a nadie, por ello debemos enforcarnos en resolverlos”.

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