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El movimiento cultural surrealista aparenta haber retomado fuerza en las economías latinoamericanas contemporáneas. Tanto en Argentina como en Venezuela, el sueño nacional postulado por sus gobiernos es altamente contradictorio a la realidad vivida en las calles.
Desde los números mágicos que publican sus institutos de estadística, que sirven como lentes que difractan la realidad e imposibilitan una perspectiva verdadera sobre la realidad, hasta los relojes que se derriten y evitan el paso del tiempo.
El riesgo de manejar con tintes de surrealismo y fantasía a los instrumentos de política económica es el llegar a perder la credibilidad de la comunidad internacional, y la necesidad de someterse a tácticas más drásticas para mantener el sueño vivo dentro de su país.
Mientras que un país como Venezuela puede promover su espíritu antiimperialista, y busca mantener a su país en alerta sobre la posibilidad del surgimiento de la derecha fascista comandada por Estados Unidos, el 48 por ciento de todas sus exportaciones van dirigidas hacia Estados Unidos, según datos del Centro Internacional de Comercio.
Ese porcentaje signififacn 39 mil millones de dólares y son más de lo que exporta a las siguientes 19 naciones combinadas. Aún así, el gobierno venezolano promueve que es realmente solo el 24.2 por ciento.
Contra toda expectativa, la sustentabilidad del actual modelo de política económica se ha mantenido por factores externos a su propio desarrollo. Mas, ante un contexto donde los factores exógenos les dejen de favorecer, ¿se podría mantener el surrealismo como modelo económico?
Magia en los números
Cuando un artista busca esconder un error en su obra, suele caer en la tendencia de hacer resaltar aún más su equivocación.
De igual modo, los directivos de los institutos de estadística de estos países surrealistas parece que buscan implementar todos los colores y matices para enmascarar la realidad inflacionaria, pero solo resaltan más el deterioro de su economía.
Por ejemplo, en el caso de Argentina, tratar de pintar una inflación anual superior al 25 por ciento como una de solamente el 10.5 por ciento radica en la ridiculez y el insulto.
Al ser cuestionada por el Fondo Monetario Internacional por falsificar sus cifras de inflación y crecimiento, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, desacreditó a la institución internacional y continuó con su persecución de todo economista que buscara calcular la inflación real dentro de Argentina.
Continuando con la sutil diferencia entre la realidad y la fantasía, resalta la aseveración del Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina (Indec) de que en ese país se puede comer la canasta básica con seis pesos argentinos al día, equivalentes a 15 pesos con 25 centavos mexicanos. Tal dato aparenta ser absurdo.
Mientras tanto, cuando el gobierno venezolano está viviendo una crisis de escasez de productos básicos,; como leche, mantequilla, café, entre otros, las explicaciones parecen estar basadas en bromas infantiles.
El presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) sugirió que la razón porque se había dado una escasez de papel sanitario era que la mayoría de la población estaba comiendo tres o más comidas al día, y por ende, necesitaban de mayor cantidad de papel de baño.
En lugar de la explicación compartida por expertos internacionales, de que los controles de precios en Venezuela para combatir la inflación están actuando como disincentivo a productores locales y reduciendo la oferta, para el funcionario tuvo mayor lógica culpar a las tendencias digestivas como el causante de la escasez.
Los relojes derretidos
Como si fuera sacada de la famosa pintura de Dalí, la política económica de los países surrealistas busca mantener el tiempo sin conclusión; uno buscando un eterno chavismo a costa de diversas alegaciones de fraude electoral, y el otro dejando el legado familiar por encima del bienestar nacional.
Ante la baja de popularidad de la presidenta argentina, previo a nuevas elecciones en octubre, ha llegado una ola de decisiones económicas irreales con poca probabilidad de dar un mejor futuro para la nación andina.
Parece insólito que en un mundo coordinado para combatir el lavado de dinero internacional, la administración de Cristina Kirchner en Argentina haya lanzado una propuesta para dar amnistía a quien quiera mover dinero de sus paraísos fiscales para depositarlos en bancos argentinos.
A voz de su administración, es necesario decisiones drásticas para impulsar la poca inversión que hay en la economía, en especial en los sectores de energía y construcción.
Aunque la administración argentina se muestre perpleja ante la falta de inversión suficiente, analistas externos señalan que la expropiación de la petrolera YPF ahuyentó a inversionistas extranjeros.
Otras decisiones, como la necesidad de disminuir las reservas internacionales un 25 por ciento en los últimos dos años para mantener a flujo el sistema económico del país, han deteriorado aún más su atractivo de inversión.
Aunque el surrealismo distorsione la realidad de la fantasía, la realidad siempre impone al despertarse del sueño. ¿Cuánto más durarán los relojes derretidos antes de que marquen la medianoche?