Emprender está en el ADN de los mexicanos. Muchos ciudadanos arrancan un negocio con un puesto de comida o una pequeña empresa para ofrecer servicios.
El informe de Emprendimiento Global 2018 elaborado por Amway revela que 70 por ciento de los encuestados en México tiene el deseo de arrancar una empresa, aunque sólo 58 por ciento lo hace.
Una de las mayores complicaciones que enfrentan las firmas que nacen en territorio azteca es la falta de certidumbre en las inversiones, considera Jorge Sánchez, director del Programa de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef).
El integrante del centro de investigación que forma parte del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) opina que otro factor que golpea a los emprendedores es la inseguridad, que afecta sin discriminar desde pequeños locales hasta empresas de gran tamaño.
“Vivimos en un país en donde no se sabe qué nos depara el futuro, no tenemos certeza de las inversiones, por lo que los pequeños negocios deben ser muy cautelosos para enfrentar la incertidumbre y poder mantenerse en pie en 10 o quince años”, manifiesta el especialista.
Aunque en algunos casos los emprendimientos se ven obligados a cerrar, existen algunas claves que permitirán que su tiempo de vida supere la adversidad.
Trabajo Constante
Algunas personas que se animan a poner un negocio consideran que serán dueños de su tiempo y que se convertirán en millonarios en el corto plazo. Sin embargo, esto los lleva a no ser constantes en el trabajo.
Al respecto, Jorge Sánchez, advierte que en una pequeña empresa también es necesario establecer horarios y dedicación, como en cualquier otro empleo, con el propósito de evitar un fracaso financiero.
“El principal error que cometen los jóvenes emprendedores es que no tienen paciencia y aunque no hay una fórmula para el éxito, sí debe haber un trabajo constante”, declara.
Aprender finanzas
La mayoría de los emprendedores no tiene conocimientos en contabilidad y finanzas, ya que considera que no son necesarios para mantener vivo un negocio.
Para el especialista del centro de investigación del ITAM es necesario que las universidades del país impartan a los jóvenes materias de formación empresarial para motivar la creación y el buen funcionamiento de las pequeñas empresas, sobre todo, en aspectos relacionados con finanzas, legales y contables.
“Hay emprendedores que no saben que tienen que llevar un hilo de contabilidad o desconocen cómo acercarse al sector financiero y eso los lleva a perder oportunidades”, opina Sánchez.
Cuidar las ganancias
Las ganancias son uno de los activos principales de una empresa, pues permiten que su operación se mantenga en el futuro.
En este sentido, el especialista advierte que es necesaria una planeación financiera que permita realizar nuevas inversiones y, en particular, recomienda evitar mezclar los gastos personales con los de la empresa.
“Es un error común que al recibir dinero, los emprendedores lo inviertan en oficinas de lujo o hasta que se compren un auto. Se gastan las ganancias en lugar de reinvertir las utilidades en rubros que les van a dar frutos en el futuro”, expone el académico.
Pensar a futuro
Los emprendimientos deben de ser concebidos con miras al futuro, con el propósito de mantenerse en pie más allá de una tercera o cuarta generación de directores, sean o no empresas familiares.
Para lograr esta meta, Jorge Sánchez aconseja a los pequeños empresarios mantener las inversiones en su negocio para lograr que cumpla más de cinco años de vida.
“Los jóvenes tiene que saber que emprender tiene beneficios, pero también costos y uno de ellos es llevar a la empresa a tener una excelente planeación a largo plazo que les permita seguir creciendo”, menciona Sánchez.
Aprender del fracaso
El fracaso suele ser uno de los temores más grandes que enfrentan los emprendedores mexicanos; sin embargo, puede ser una de las mejores lecciones que les puede dar la vida empresarial.
Una recomendación para sortear el descalabro financiero es diversificar las inversiones en diferentes negocios, de acuerdo con el director del Programa de Investigación Aplicada de Fundef.
“El éxito para un negocio puede llegar después de dos o tres fracasos, y aunque en el país está mal vista una derrota, es la única forma en la que se aprende y el emprendedor debe acostumbrarse a eso”, refiere.