Fracasos latinos

Hace una década, Latinoamérica puso sus esperanzas de desarrollo en gobiernos de izquierda. 

El ascenso simultáneo de Chávez en Venezuela, de Lula en Brasil y de los Kirchner en Argentina significó la adopción de un nuevo modelo económico. Se rompió con los preceptos amigables al mercado del neoliberalismo y se le dio un papel preponderante al Estado para combatir la pobreza y la desigualdad.

Ahora, la economía de estos tres países da señas de que el modelo está agotado. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI) Argentina crecerá menos del 0.5 por ciento anual de aquí al 2020, Brasil enfrentará contracciones en 2015 y 2016 y Venezuela presentará una baja de 10 por ciento de su Producto Interno Bruto este año.

Esto ha puesto de relieve la necesidad de ajustes de política económica que podrían significar un viraje a la derecha. En Brasil, el peor escándalo de corrupción en su historia amenaza la estabilidad del gobierno en turno; en Argentina, la oposición se enfila hacia la victoria electoral el siguiente domingo y Venezuela es considerada una peligrosa bomba de tiempo.

> Venezuela:  Caso extremo

Al igual que Brasil y Argentina, Venezuela cuenta con una estructura económica poco diversificada que la vuelve altamente dependiente de su exportación de materias primas. Sin embargo, el caso venezolano es una extrapolación extrema de esta situación: la venta de petróleo significa el 96 por ciento de las exportaciones del país.

La caída de más de 60 por ciento del precio del petróleo desde su máximo de junio del 2014 sitúa a Venezuela en un contexto económico marcado por la escasez, el control de cambios y una inflación que de acuerdo al FMI alcanzará el 160 por ciento a final del año.  El organismo espera una contracción de casi un cuarto del PIB para el 2020.

Aún así, Venezuela ha sido capaz de cumplir con todas sus obligaciones financieras con acreedores internacionales. Ricardo Hausmann, ex ministro de planeación de Venezuela, argumenta que esta política es posible a costa de la cesación de pagos a los importadores locales, lo que se ve reflejado en una escasez generalizada de alimentos, medicinas e insumos industriales.

Mientras tanto, la única respuesta visible del gobierno actual ha sido la de cabildear sin éxito cuotas de producción petrolera entre sus contrapartes de la OPEP y los principales productores energéticos del mundo para incidir en un alza en el precio del crudo. 

> Brasil: Una terca desigualdad

El partido de la presidenta Dilma Rousseff se enfrenta a un posible juicio político por un escándalo de corrupción y a un cuestionamiento del legado de las políticas económicas que aplicaron durante los últimos 13 años.

Una parte de las críticas proviene de quienes consideran que no se aprovechó adecuadamente la década de bonanza aportada por el boom que experimentaron los precios de las materias primas que constituyen la mayor parte de sus exportaciones. 

Esta crítica se refleja, por ejemplo, en la perspectiva negativa mantenida por las calificadoras crediticias Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s. En septiembre esta última recortó la calificación brasileña a territorio “basura”, citando el veloz deterioro de la posición fiscal del país.

Por si fuera poco, una investigación reciente conducida or la Universidad de Brasilia también levanta cuestionamientos sobre la efectividad de las políticas económicas brasileñas. 

La investigación muestra que a pesar de que casi 40 millones de personas fueron sacadas de la pobreza gracias a estas políticas, esto no logró reducir la desigualdad ya que la mitad del crecimiento total de ingresos fue apropiado por el 5 por ciento más rico de la población del país.

> Argentina: Cambio inminente

El Kirchnerismo parece estar dando su última batalla después de 10 años de gobierno. Mauricio Macri, el candidato de oposición que es descrito como la opción reformista, es el favorito en los sondeos para alzarse con la victoria electoral el siguiente domingo.

La economía es el talón de Aquiles del actual gobierno: el país enfrentará una recesión el 2016 y la recuperación se proyecta como un avance lento. Asimismo, el gobierno ha privilegiado una política de proteccionismo económico que ha inhibido la inversión y que grava las principales exportaciones como la soya y el maíz. Además, distintas consultorías estiman que la inflación alcanza el 26.6 por ciento en lo que va del año.

Sin embargo, el mercado ya apuesta al cambio en Argentina. Francisco Garza, director de la embotelladora Arca Continental, ha dicho que existen muchas oportunidades en el país. La principal firma de alimentos en Brasil y una importante correduría de commodities alemana ya preparan inversiones significativas. 

Del mismo modo, fondos de inversión como Soros Fund Management especulan a favor de un acuerdo entre Argentina y los fondos buitre que le permitirá al país regresar a los mercados de capital.