El sector energético se enfrenta a un nuevo reto. Los problemas de Petróleos Mexicanos (Pemex) crecen como una bola de nieve y a su paso arrasan con todo lo que tocan. Las consecuencias se reflejan muchas veces en la estabilidad política y económica del país, ya que van de la mano del estado financiero de la petrolera. Los altibajos de Pemex también le pegaron al suministro de gas natural.
El suministro de gas natural ha generado una creciente dependencia de las importaciones, al superar los seis mil 704 millones de pies cúbicos por día (Bcf por sus siglas en inglés), a pesar de los esfuerzos del Gobierno federal para generarlo de manera interna y con ello dejar de depender de extranjeros.
En 2007, la producción del gas natural en México superó los siete mil Bcf, pero esa racha terminó cuando tras cinco años consecutivos, los niveles fueron a la baja.
Hasta mayo de este año, la extracción total de este recurso alcanzó un promedio de cuatro mil 806 Bcf, la cifra más baja de los últimos 14 años, de acuerdo con la información de la Secretaría de Energía (SE).
Alejandro Limón, coordinador de energía y finanzas públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), comenta que el gas natural atraviesa una coyuntura importante porque a esto se suma el hecho de que la CFE trae un recorte en el abasto de gas en la zona peninsular del país, sobre todo, en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Aunque Pemex está surtiendo parte del gas natural en esas regiones para que no existan apagones eléctricos, no es suficiente, porque la indisponibilidad del recurso provoca que tres de las centrales de ciclo combinado estén operando a solo 25 por ciento de su capacidad.
“Concamin y Coparmex ya levantaron algunas quejas porque esta situación no solo afectará el suministro eléctrico de los estados, sino al sector industrial en general y a la producción de bienes y servicios”, explica el investigador del CIEP.
¿Tregua, la solución para el gas natural?
La región del sur va a contrarreloj con el suministro de gas, pues el producto pasó de 992 Bcf, a 851 Bcf, esto equivale a un 7.7 por ciento menos en lo que va del año
Este panorama podría mejorar si la Comisión Federal de Electricidad (CFE) emitiera una constancia de aceptación para dar inicio a la operación y servicio del ducto Texas-Tuxpan, con el cual se podría incrementar su producción en un 40 por ciento y aliviar la carga de responsabilidad que Pemex tiene en la Península.
El conflicto por este recurso comenzó el martes pasado, cuando el mandatario aseguró que no pagaría de más por los servicios que ofrecen las empresas que invierten en gasoductos.
Por tal motivo, Manuel Bartlett, director de la CFE, inició una ronda de negociaciones con varias empresas de infraestructura energética a las que pidió anular varias cláusulas de sus multimillonarios contratos de transporte de gas y sobre los cuales solicitó arbitraje internacional.
La CFE pidió que las constructoras y operadores de cinco de los siete gasoductos le reembolsen casi tres mil millones de dólares. A Carso Energy le pide 403 mdd por el gasoducto de Samalayuca-Sásabe; a Ienova unos 899 millones, mientras que a TC Energy por el gasoducto marino Sur de Texas-Tuxpan, cuya construcción concluyó el 11 de junio.
Alejandro Limón argumenta que el arbitraje internacional impuesto por la CFE no podría causar una crisis en el gas natural, debido a que se podrían buscar otras vías de distribución, aunque al final eso representaría un mayor costo por los tiempos de traslado, el ajustamiento de volúmenes de ductos y el retraso en la producción de las empresas.