Como resultado de la crisis financiera, la regulación en este mercado se ha agudizado fuertemente. Una de las principales medidas que se busca aplicar es la limitación de los bancos para invertir su propio dinero en situaciones riesgosas.
Esto se debe a que algunos bancos recibieron apoyos por parte del gobierno para no caer en quiebra durante la crisis, por lo que se considera injusto que el dinero de los contribuyentes vaya a inversiones con riesgos altos.
Un ejemplo de la motivación de esta reforma es la pérdida reciente que tuvo JP. Morgan, que llegó a los 6 mil 200 millones de dólares.
Dentro de Goldman Sachs existe una unidad llamada Inversiones Multi-estrategias (conocida como MSI, por sus siglas en inglés) que, como subraya Bloomberg, se dedica a apostar cerca de mil millones de dólares de la empresa en acciones y bonos de compañías.
Bloomberg detalla que este departamento es la forma en la que Goldman Sachs ha logrado sacarle la vuelta a la regulación, que se ha vuelto más exigente con los bancos.
Esta institución financiera no reporta el resultado de este departamento ni el del Grupo de Situaciones Especiales (que encabeza el MSI). De esta manera se pueden manejar inversiones comportándose como un fondo de cobertura.
Bloomberg subraya que el tipo de inversiones que manejan son ampliamente diversas, incluyendo acciones de una cadena de pizzas en Nueva York llamada Sbarro. Inclusive se tuvieron inversiones en Cemex, la compañía de cemento más importante de América Latina.
En entrevistas, el CEO Lloyd Blankfield declaró públicamente que el banco va a dejar de llevar a cabo prácticas de años anteriores que pueden poner en riesgo el dinero de los accionistas y que no ven por el bien de los clientes.
Indicó también que la finalidad del banco que dirige es crear mayor riqueza para poder lograr un mundo mejor.
Esto puede ser un poco contrastante con algunas de las medidas que han llevado a cabo, apostando en contra de clientes para poder generar mayores ganancias para ellos mismos.
Para imaginar la importancia de este departamento basta con la historia de Mark McGoldrick, quien trabajando en este departamento rechazó un bono de 70 millones de dólares porque sentía que era muy bajo relativo al dinero que le generó a la empresa.