Para México, el banco estadounidense Goldman Sachs, emerge como un socio estratégico para la importación de gas natural proveniente de Estados Unidos. En el 2015 la firma se convirtió en el séptimo mayor operador de compra y venta de gas natural en Norteamérica.
La relevancia de Goldman Sachs en el sector ha crecido de manera consistente desde que adquirió a la firma canadiense de correduría de gas Nexen en 2010. En el 2011, el volumen diario de operación promedio fue de 3.42 mil millones de pies cúbicos. Para 2015, la cifra había ascendido a 5.86 mil millones de pies cúbicos.
La creciente participación del banco en el mercado de gas natural no obedece a un fenómeno aislado, si no a una estrategia de la firma. Mientras que todos los grandes bancos han desmantelado sus operaciones de transacciones de materias primas, especialmente las de gas natural, Goldman Sachs ha ido en sentido contrario.
La firma ya rebasó la participación de mercado de las grandes firmas energéticas ExxonMobil y Chevron en este segmento. Además, ayer, la agencia Reuters reportó que Goldman Sachs contrató a uno de los grandes perfiles de la industria, Jeremy Taylor, quién dirigía la división de gas natural y energéticos de la correduría suiza Mercuria.
Cliente predilecto
La entrada de Goldman Sachs al mercado de transacciones físicas de materias primas, no de transacciones de derivados financieros, es considerada por analistas como una respuesta a la regla de Volcker.
Esta regulación prohíbe a los bancos operar especular a través de derivados financieros en el nombre del banco, es decir utilizando cuentas de la entidad bancaria para generar ganancias. No obstante, la regla exime las operaciones de transacciones físicas.
En ese sentido, México juega un papel relevante en la expansión de Goldman Sachs en este mercado. De acuerdo al diario Financial Times, gran parte del avance del banco en este segmento se explica por los contratos que mantiene para proveer la energía de las minas de Grupo México en Sonora.
Datos de la Agencia de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) muestran que en México la importación de gas natural de Estados Unidos ha crecido constantemente desde el 2010.
Según la firma de consultoría energética Wood Mackenzie, la demanda de gas natural en México se incrementará en un 30 por ciento en los siguientes cinco años.
Manufactura es clave
La apuesta de México por el crecimiento basado en las exportaciones, consolidado con la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, significó el primer gran paso hacia la transformación del país en una potencia manufacturera.
El segundo paso tardó veinte años en consolidarse. La reforma energética promulgada en septiembre del 2014 abrió la puerta a la libre importación de gas natural. Mientras tanto, al norte de la frontera, estaba ocurriendo una revolución sin precedentes en el mercado energético.
El auge del gas y petróleo shale, particularmente en la cuenca Eagle Ford de Texas, se convirtió en una oportunidad de oro para el sector manufacturero mexicano, sobre todo para la industria de exportación del norte del país.
México se convirtió en una opción altamente competitiva para invertir en manufactura. A la ventaja geográfica, la mano de obra barata y el marco del TLCAN se sumó una nueva variable: la posibilidad de importar la energía más barata del mundo, liberando presión de la estructura de costos de la planta productiva mexicana.