Si alguien piensa que los bancos centrales del mundo retirarán el estímulo el año próximo, lo más probable es que se equivoque.
En realidad, las autoridades monetarias globales se disponen a abrir la llave de dinero en 2015 al mayor nivel de los últimos cuatro años.
Los grandes bancos centrales incorporarán en conjunto casi tres veces más liquidez el año próximo que en 2014, según analistas de Credit Suisse Group AG.
A pesar de que la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra han finalizado su compra de bonos, estrategas encabezados por Andrew Garthwaite estiman que los balances de los principales cuatro bancos centrales crecerán 13 por ciento en 2015, o mil 300 millones de dólares, tras la expansión de 5 por ciento de este año.
Asumen que el Banco de Japón aportará 855 mil millones a través de una flexibilización cuantitativa (QE, por la sigla en inglés) y que el Banco Central Europeo aumentará sus activos alrededor de la mitad del billón de euros al que apunta.
Si el BCE concreta su objetivo, el incremento global será de 1.9 billones de dólares, o 18 por ciento.
En Danske Bank A/S, el analista jefe Allan von Mehren, en Copenhague, pronostica cifras similares.
Dice que un aumento de alrededor de 1.5 billones de dólares sería el mayor desde el 2011, y devolvería los balances a los niveles de ese año.
Estímulo de la Fed
Por más que no haga nuevas compras, es probable que la Fed permanezca en una actitud de estímulo mediante la conservación de sus activos, según un análisis de Tony Yates, un consultor de Oxford Economics Ltd. y execonomista del Banco de Inglaterra.
“Si lo que importa en todo, excepto en periodos breves, es la acumulación de la QE, el fin de las compras de la Fed significa que el estímulo monetario se mantiene en un nivel muy alto”, dijo Yates en un estudio.
“Por lo tanto, deberían perdurar sus efectos en los precios de los activos y los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos de largo plazo”.
El objetivo de las autoridades es que los balances aumentados inyecten más estímulo en las economías, lo que derivaría en un mayor gasto y en una mayor aceptación del riesgo por parte de consumidores, empresas e inversores.
Alberto Gallo, jefe de análisis crediticio para Europa de Royal Bank of Scotland Group Plc en Londres, no está tan convencido.
Compara buena parte de la economía global con la película “Waterworld”, de 1995, en la que el personaje de Kevin Costner busca vestigios de vida en el mar infinito.
“Es la trampa de la ‘infinitud de la QE’, en la cual el banco central tiene una abundante liquidez, pero hay poco margen para el crecimiento”, dijo Gallo.