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En lo que va del actual sexenio, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha enfatizado en el discurso oficial sus planes y logros en cuestiones económicas, mientras que busca cambiar las imágenes de violencia y desorden con las que muchos países aún asocian a México.
Pero aunque la agenda reformista es impresionante y merecedora de atención, y aunque los expertos concuerdan en que las reformas darán un impulso al crecimiento potencial del país, el gobierno mexicano no puede dejar de poner atención al problema de la violencia, pues éste representa el mayor obstáculo significativo para el crecimiento económico y la competitividad de México.
Un ejemplo de esto puede verse en la más reciente encuesta de expectativas del sector privado realizada por el Banco de México (Banxico), la cual pregunta cuáles son considerados los mayores obstáculos para el crecimiento económico del país.
La encuesta de Banxico muestra que mientras la inseguridad pública ocupaba sólo el 10 por ciento de las respuestas de los especialistas en economía acerca de los principales obstáculos al crecimiento en agosto del 2013, en el mismo mes de este año esta proporción fue más del doble mayor, ocupando el 22 por ciento de las respuestas.
Aunque la inseguridad no es el único factor que ha frenado el crecimiento económico del país -que cayó de cuatro por ciento en 2011 y 2012 a 1.1 por ciento en 2013 y expectativas de 2.5 por ciento para este año- ciertamente ha vuelto a México menos atractivo para la inversión y menos competitivo frente a otras economías latinoamericanas.
Violencia sale cara
El Instituto para la Economía y la Paz ha estimado que en 2013 las repercusiones de la violencia en México representaron un costo económico directo equivalente al 3.8 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. A esto hay que agregar los costos indirectos, que alcanzan un 12 por ciento del PIB.
Estos costos indirectos son amplios, ya que la inseguridad también afecta el comportamiento de los consumidores mexicanos, quienes a veces realizan menos gastos debido a este fenómeno. Un ejemplo de esto es la reducción en consumo en restaurantes y vida nocturna, o en productos ostentosos como vehículos.
Esto ha contribuido a que los especialistas se encuentren cada vez más preocupados debido a la debilidad del mercado interno del país, que también se ha visto afectada por los nuevos gravámenes que forman parte de la reforma fiscal que entró en vigor este año.
Mientras que en la encuesta de Banxico de hace un año los especialistas dedicaron el siete por ciento de sus respuestas a este obstáculo, en la más reciente esta cifra fue de 19 por ciento, es decir, casi tres veces más alto.
Así, no es sorprendente que a pesar de lo atractivo que México podría resultar debido a sus bajos costos laborales y localización estratégica (al lado de los Estados Unidos y con costas tanto en el Atlántico como en el Pacífico), el país frecuentemente es visto como menos competitivo que otras economías de la región, como Chile o Brasil.
Competitividad: daño colateral
El Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) emitió la semana pasada su reporte anual sobre competitividad. El organismo elabora un ranking en el que evalúa a 144 países en términos de competitividad.
Los últimos resultados colocan a México en la posición 61, un retroceso de seis posiciones respecto al índice del año anterior.
A pesar de que la administración de Peña Nieto anunció el cierre del proceso reformatorio, México aún enfrenta severos retos estructurales. El reporte del WEF deja ver carencias en sectores que van desde la eficiencia del mercado laboral hasta el desarrollo financiero.
Particularmente, el país está ubicado dentro de los últimos niveles en el ámbito de la seguridad.
De entre todos los sectores, la variable peor evaluada es la del “crimen organizado”, donde México se ubica en el lugar 140 de 144.
Además, en el rubro de “costos de negocios relacionados con el crimen y violencia”, el país se encuentra en el lugar 135. Respecto a la “confianza en los servicios policiacos” México está en la posición número 128.
El WEF realizó una encuesta sobre los factores más problemáticos para hacer negocios en México. El 12.9 por ciento de los encuestados hizo referencia a “crímenes y robos”. Esta representa es la cuarta variable más mencionada, únicamente detrás de “corrupción”, “regulaciones fiscales” e “ineficiencia burocrática”.
El gobierno mexicano espera que el efecto de largo plazo de las reformas se traduzca en tasas de crecimiento de 5 por ciento anual. Sin embargo, la falta de competitividad anclada a las condiciones de seguridad continúa como un tema pendiente.