La caída del precio del petróleo y la desaceleración económica mundial tienen al Gobierno mexicano en un dilema fiscal.
Hasta el momento, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público ha reaccionado a los menores ingresos públicos con una reducción al gasto. Sin embargo, esta medida de austeridad no es celebrada por todos los analistas.
En su participación dentro del Foro Económico Mundial en Latinoamérica de la semana pasada, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, afirmó que el país debe evitar la austeridad.
Stiglitz explicó que la reducción del gasto público tendrá un impacto negativo en el combate a la desigualdad. La austeridad extrema, como la que se implementa en países de la Unión Europea, reduce el potencial de crecimiento y puede llegar a estancar el desarrollo de una economía.
En ese sentido, el recorte de 124 mil millones de pesos que realizó Hacienda a principios de año podría tener más consecuencias negativas que beneficios. Parte del problema es que después de realizar una reforma fiscal controversial, el Gobierno no está en condiciones de obtener más recursos a través de impuestos.
Al mismo tiempo, la actual administración prometió no contratar más deuda, por lo que el único camino que le queda es reducir su gasto.
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Por mas respetada que pueda ser la opinión de Stiglitz y otros economistas similares, existen quienes son defensores de la austeridad.
La principal voz de apoyo de este tipo de medidas es el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se ha dado la tarea de presionar a los gobiernos para que reduzcan sus gastos.
En lo que concierne a Latinoamérica, el FMI afirma que los países de la región corren el riesgo de caer en déficits fiscales si no toman las precauciones debidas.
En los últimos años, los gobiernos latinos han disfrutado de grandes entradas de capital debido al boom de los commodities y altos precios de petróleo. Tanto dinero permitió la aplicación de políticas fiscales laxas que ahora son insostenibles.
En ese sentido, el organismo internacional está preocupado de que las economías entren a un pantano de endeudamiento del cual no puedan salir y prolonguen los efectos de la gran recesión.
A pesar del encuentro entre posturas, el Gobierno Federal parece haber optado por la austeridad en momentos que el país necesita de un mayor crecimiento económico y que las reformas apenas están en etapas de implementación