Los efectos de la crisis financiera de 2008 aún hacen eco en la economía global. Desde la Gran Depresión de 1929, no ha habido evento alguno que superare los costos de la crisis desatada por la caída del banco de inversión Lehman Brothers.
La tendencia constante de crecimiento sostenido en el empleo y la producción de la década del 2000 fue cortada de tajo. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos estima que en el 2008 se perdieron más de 2.6 millones de empleos en ese país.
Sin embargo, el costo no terminó ahí. El cambio de dinámica en la economía mundial volvió más lenta la creación de empleo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recientemente publicó un informe donde explica que la última crisis financiera le sigue costando fuertemente a la economía global. Se argumenta, que de continuar con las tendencias económicas previas a la crisis, se habrían creado 61 millones de empleos adicionales a los registrados en 2014.
Esto se traduce en un faltante de 1.2 billones de dólares en salarios que habrían impulsado a la raquítica demanda mundial de una economía acostumbrada a la “nueva normalidad” de bajo crecimiento. La cifra representa 1.2 por ciento del Producto Interno Bruto del planeta y 2 por ciento del consumo global.
Entre el año 2000 y el 2007 la tasa de crecimiento laboral fue de 1.7 por ciento. Durante la crisis, esta tasa descendió a 0.9 por ciento y desde el 2011 el crecimiento del empleo ha sido de 1.4 por ciento, menor a la etapa previa a la crisis.
Productividad y pobreza
El reporte de la OIT también destaca una caída en la productividad mundial variable de la cual depende el crecimiento de los salarios. Respecto a la etapa previa a la crisis (2000-2007), el crecimiento actual de la productividad cayó 0.1 puntos porcentuales.
A pesar de la recuperación en el nivel de empleo, actualmente sólo la mitad de los trabajadores del mundo son asalariados.
El resto, trabajan por su cuenta o contribuyen como trabajadores familiares.
No obstante, un empleo remunerado no es garantía de una buena calidad de vida. La OIT menciona que el 28 por ciento de los trabajadores de los países en vía de desarrollo viven debajo de la línea de pobreza (2 dólares diarios).
En América Latina y el Caribe esta cifra es de apenas 5.3 por ciento del total de sus trabajadores. Pero, si se utiliza una línea de pobreza de 4 dólares diarios, la razón de los trabajadores en esta condición es de 18.5 por ciento.