A la suerte de la OPEP

A simple vista, parece que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está dictando las condiciones del mercado global de crudo. Tras la reunión de los 12 ministros de energía del cártel, celebrada en Viena el viernes pasado, el barril de referencia internacional Brent cayó debajo de los 40 dólares a su nivel más bajo desde el 2009.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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1 50,000
millones de dólares
La Agencia Internacional de Energía, estima que el precio se encontrará en
el rango de los 50 a los 60 dólares de aquí al 2020
"Se supone que la meta central de dicha reforma (energética)es revertir la caída de la producción de petróleo en México, pero no hay perspectivas de que eso suceda cuando el precio de los hidrocarburos no ofrece una buena rentabilidad”
David ShieldsAnalista de la industria energética

A simple vista, parece que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está dictando las condiciones del mercado global de crudo. Tras la reunión de los 12 ministros de energía del cártel, celebrada en Viena el viernes pasado, el barril de referencia internacional Brent cayó debajo de los 40 dólares a su nivel más bajo desde el 2009.

Para México, esto tiene implicaciones poco alentadoras. El barril de la mezcla mexicana de exportación alcanzó un mínimo de siete años de 29.91 dólares. Además, las licitaciones petroleras más prometedoras de la reforma energética (aguas profundas, crudos pesados y shale) recibirán inversiones muy por debajo a lo esperado si la coyuntura de precios bajos prevalece.

La Agencia Internacional de Energía, un grupo que representa a los países consumidores de petróleo (al cual México pidió entrada el mes pasado), estima que el precio se encontrará en el rango de los 50 a los 60 dólares de aquí al 2020.

Cártel sin armas 

A diferencia de periodos anteriores en los que el precio del petróleo sufrió una caída severa, ahora existe una duda generalizada respecto de la capacidad que tiene la OPEP para volver a subir los precios.

A finales de la década de los noventa, en plena crisis del sudeste asiático, el cártel tomó la decisión de elevar las cuotas de producción.  El precio del petróleo cayó hasta los 10 dólares y la reunión, llevada a cabo en Indonesia, se recuerda como “el fantasma de Jakarta”.

Eventualmente, la OPEP regresó a su política de cuotas y llevó al precio del crudo a un máximo de 150 dólares.

Ahora, en un mundo de bajo crecimiento donde la desaceleración de China y el cambio tecnológico reducen la demanda de petróleo, la OPEP ha optado por producir cerca de niveles récord para defender su participación de mercado frente a los productores shale en Estados Unidos.  Más que una decisión de política oligopólica, analistas confirman sus sospechas de que  al cártel no le  quedó otra opción.

Jason Bordoff, director del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, argumenta que las fuerzas de la oferta y la demanda están determinando el escenario actual. El mercado está viviendo un periodo excepcional en el que ningún agente preponderante está ejerciendo una influencia significativa.

La estructura económica de todos los miembros de la OPEP es altamente dependiente de sus exportaciones petroleras para generar divisas e ingresos para el Estado. A pesar de que la presión fiscal crece para la mayoría de los miembros, la división hacia dentro del cártel vuelve poco viable una reducción de cuotas de producción que eleve el precio del crudo.

Asimismo, la estrategia de defensa de participación de mercado está lejos de alcanzar su objetivo de sacar a los productores shale del negocio. Aunque cuentan con una estructura de costos más onerosa, estos productores se han vuelto más eficientes y se mantienen a flote mediante una estrategia de coberturas financieras.

México: golpe fiscal

El papel de la OPEP como un agente con poder oligopólico con capacidad para controlar el precio global de crudo ha llegado a su fin.

La única contribución del cártel, que es responsable de alrededor del 40 por ciento de la producción mundial, es seguir inundando al mercado de petróleo.

La mayoría de los miembros están produciendo a niveles récord e incluso Irán ya planea expandir su producción en un millón de barriles diarios para los próximos seis meses.

Esto contrasta con el declive de la producción en México, que pasó de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a 2.2 millones de barriles actualmente. Esta tendencia, sumada a un precio de la mezcla mexicana que se encuentra debajo de los 30 dólares, genera una tormenta perfecta para el país, cuyo presupuesto fiscal depende en un tercio de los ingresos petroleros.

El gobierno realizó un recorte de 221 mil millones de pesos para el 2016 como medida preventiva: en el mes de octubre, se registró una caída anualizada  de 48.5 por ciento de los ingresos fiscales derivados de la venta de crudo.

Por otra parte, la promesa de que el país crecería a tasas de 5 por ciento a finales del sexenio ha estado anclada a las inversiones que llegarían con la reforma energética. 

Las grandes firmas energéticas globales no han ocultado su interés por explotar los campos de aguas profundas del Golfo de México. La cuarta licitación es comúnmente referida como la joya de la corona de la Ronda Uno.

Sin embargo, alrededor del mundo, se están cancelando licitaciones de campos poco competitivos dado el actual escenario de precios. En ese sentido, de acuerdo a la revista The Economist, las compañías energéticas ya han recortado al menos 150 mil millones de dólares en nuevos proyectos de exploración y producción en lo que va del año.

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