Las piezas del rompecabezas se acomodan. El próximo 1 de agosto iniciarán los trabajos de construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, a pesar de los pronósticos en contra.
Aun con el complejo escenario, tres gigantes del sector energético ayudarán a poner en marcha el magno proyecto de infraestructura de la Cuarta Transformación, sin embargo, la meta es ambiciosa al tomar en cuenta el presupuesto de 8 mil millones de dólares que podría incrementar y el periodo de tiempo tan corto (tres años) para ponerla en operación.
Los tres nombres seleccionados en la convocatoria restringida de la Secretaría de Energía (Sener) fueron la mexicana ICA Fluor, la surcoreana Samsung Engineering, y la estadounidense KBR.
Arturo Carranza, analista de energía, considera que las características del proyecto justifican el resultado de la licitación, dado que se requiere de un grado de especialización complejo.
La meta es que la nueva refinería logre un procesamiento de 340 mil barriles de petróleo, además de que se incremente la oferta de gasolina y diésel en por lo menos 290 millones de barriles diarios, con lo que se podrá reducir la importación de estos combustibles que en la actualidad alcanza 77 por ciento.
ICA Fluor, el sello mexicano en Dos Bocas
De las empresas que fueron seleccionadas por el gobierno mexicano, esta es la única con componente nacional. ICA Fluor es un consorcio que nació tras la unión de fuerzas del grupo mexicano de construcción e ingeniería ICA y la firma estadounidense Fluor Corp.
Arturo Carranza, analista de energía, considera que la participación de ICA Fluor es positiva, a pesar de que es la que menos experiencia tiene en refinación en comparación con los otros dos titanes energéticos, pero que sea la única con sello nacional le da cierta ventaja en términos legales.
“La mayor fortaleza de ICA Fluor es que conoce el marco regulatorio nacional y eso le va a permitir agilizar procesos de construcción gracias a que entiende muy bien cómo funcionan los reguladores y el ambiente político del país”, detalla el especialista del sector.
Esta compañía se adjudicó el paquete 1 de la refinería Dos Bocas, el cual consiste en la planta combinada y coquizadora de productos, y también contará con una capacidad de procesamiento de 340 mil barriles de crudo.
Además, el consorcio tendrá una reintegración nacional de 50 por ciento para garantizar que haya mano de obra y que el desarrollo tecnológico sea en territorio mexicano.
Sin embargo, Ramsés Pech, socio de Caraiva y Asociados, opina que de las empresas seleccionadas, ICA Fluor será la que obtenga un mayor beneficio porque nunca ha construido refinerías.
“No creo que ICA pueda tener una mayor participación en la obra, excepto para tropicalizar la subcontratación de equipos, personal y materiales, por el contrario su socio mayoritario estadounidense tomará las decisiones importantes”, asegura el analista de la industria energética.
Samsung Engineering, el gigante asiático
La unidad de construcción de plantas de Grupo Samsung recibió de parte de Pemex la invitación para participar en dos paquetes del proyecto los cuales ganó con Asociados Constructores DBNR.
Sener les asignó el Paquete 2, con un monto integrado de mil 789 millones de dólares, y el Paquete 3, con mil 410 millones de dólares.
Para Arturo Carranza la participación de Samsung Engineering en la construcción de Dos Bocas será crucial gracias a la experiencia que ha sumado a nivel internacional, sobre todo en obras de ingeniería en Asia.
“Esta empresa tiene un músculo impresionante, conoce muy bien sobre reconfiguración de refinerías con características muy específicas y puede dotar de todas las herramientas tecnológicas al proyecto del gobierno mexicano”, dice el analista de energía.
La empresa originaria de Corea del Sur construirá instalaciones de hidrotratamiento de diésel y los craqueadores catalíticos fluidizado.
Durante el segundo trimestre del año reportó un beneficio neto de 62.1 millones de dólares, monto cuatro veces superior al obtenido en el mismo periodo pasado.
Aunque Samsung Engineering es un gigante con bases muy sólidas, el desarrollo de la refinería en Tabasco puede ponerle de frente algunas limitantes con el tiempo, asegura Ramsés Pech.
“Lo que complicaría su participación es que Dos Bocas incremente su costo y la empresa no pueda concluir el proyecto por falta de recursos”, precisa el socio de Caraiva y Asociados.
KBR, la texana con experiencia
La compañía estadounidense, de la mano con la Constructora Hostotipaquillo, ganó el Paquete 6, con un monto integrado por mil 844 millones de dólares.
KBR (anteriormente conocida como Kellogg Brown and Root) es una empresa especializada en ingeniería y construcción con sede en Houston, Texas, que opera mediante tres áreas de negocios: tecnología y consultoría; ingeniería y construcción, y servicios de gobierno.
Arturo Carranza asegura que una de las mayores fortalezas que puede aportar al desarrollo de la refinería de Dos Bocas es el conocimiento que tiene en soluciones integrales de consultoría, tecnología, ingeniería y construcción.
“Su experiencia en el sector energético le va a permitir reducir costos en el desarrollo de las tareas asignadas gracias a su conocimiento acreditado”, refiere el analista.
Sin embargo, la compañía texana anteriormente trabajó con Pemex y las cosas no terminaron muy bien. En 1997, Pemex Exploración y Producción (PEP) celebró un contrato con Corporación Mexicana de Mantenimiento Integral (Commisa), filial de KBR, para la construcción de dos plataformas marinas para tratamiento y procesamiento de gas natural.
Sin embargo, en 2002, la petrolera mexicana suspendió el proyecto argumentando incumplimientos y violaciones al mismo; para 2004 cuando Commisa había completado 94 por ciento de los trabajos, PEP la expulsó y asumió el control de las plataformas.
Con este antecedente, Ramsés Pech opina que esto se puede convertir en un inconveniente si no se dejan en claro los términos de los nuevos contratos.
“Es importante que se revise la responsabilidad de todas las partes para que se puedan dar las cosas de la mejor manera y no repetir los errores del pasado”, expone Pech.