La actual edición de El Niño, una de las más fuertes desde 1950, está causando estragos climáticos alrededor del mundo: sequías en África y el sudeste asiático, ciclones en el Pacífico y mayor precipitación en Sudamérica.
Las economías y los mercados financieros no se libran de esto, ya que este fenómeno climático resulta en pérdidas de cosechas (y en consecuencia incrementos de precio) para productos como té, cacao y maíz. Pero no todas las regiones y sectores se ven castigados de la misma forma.
Niraj Shah y Daryna Kovalska, investigadores en el banco australiano Macquarie, indican que para las empresas de Asia el balance de efectos es un 70 por ciento negativo y un 30 por ciento positivo, mientras que en Norteamérica éste es de 45 y 55 por ciento respectivamente.
Al mismo tiempo, algunos países de África se enfrentan a una situación particularmente dolorosa debido a su dependencia económica sobre la producción de ciertos productos agrícolas y otras materias primas, así como la vulnerabilidad alimenticia que su población experimenta debido a la pérdida de cosechas por las sequías o inundaciones.
En su reporte Shah y Kovalska señalan que las empresas de bienes capitales, por ejemplo los productores estadounidenses de maquinería pesada Deere & Company y AGCO, se encuentran entre quienes más se verán afectados negativamente debido a la reducción prevista en los ingresos agrícolas.
Sin embargo, los analistas señalan que “así como el impacto de El Niño sobre la precipitación y temperatura varía por región, el impacto sobre cualquier sector también es mixto”, con algunas empresas viéndose más lastimadas que otras.
Riesgo alimenticio
Además de tener que lidiar con los efectos negativos para empresas de ciertos sectores económicos, México se enfrenta a un riesgo particular con El Niño: el país se encuentra entre los más vulnerables en el rubro alimenticio.
Un reporte reciente del grupo financiero japonés Nomura incluye a México dentro de una lista de países vulnerables que también cuenta con Rusia, India, Nigeria, Arabia Saudita y China, entre otros.
La investigación fue liderada por Robert Subbaraman, director operativo y economista en jefe de Nomura en Asia, quien advierte que los países más vulnerables son los más pobres (medido como su producto interno bruto per cápita), aquellos con una mayor importación neta de alimentos, y aquellos donde el gasto en comida represente una mayor proporción de los egresos de los hogares.
“Esos países podrían experimentar una fuerte caída en su crecimiento económico, un salto en su tasa de inflación, un empeoramiento de sus posiciones fiscales y comerciales, mayores tasas de interés, depreciación de sus divisas, y un incremento en el riesgo de su deuda”, según explicó el experto.