México: La última y nos vamos
México aún es un país joven, al menos en términos demográficos. A diferencia de la mayoría de los países avanzados que enfrentan descensos poblacionales significativos, México tiene una última oportunidad para explotar su “bono demográfico”.
Rodrigo CarbajalMéxico aún es un país joven, al menos en términos demográficos. A diferencia de la mayoría de los países avanzados que enfrentan descensos poblacionales significativos, México tiene una última oportunidad para explotar su “bono demográfico”.
La población del país ha crecido más de cuatro veces en las últimas seis décadas. Esta tendencia de largo plazo ha dado lugar a una transición demográfica que, de acuerdo a un análisis de la Comisión Nacional de Población (CONAPO) publicado hace 10 años, abrió una ventana de oportunidad que por primera y única vez permanecerá durante décadas.
El bono demográfico significa un factor de impulso a la economía derivado de un cambio en la estructura por edades de la población. La reducción de la población infantil y el aumento del peso de la población adulta implica que hay una mayor proporción de personas en edades potencialmente productivas.
La tasa de dependencia, la razón de la población dependiente a la población en edad de trabajar, se redujo dramáticamente de más de 80 por ciento en 1950 a menos de 60 por ciento en el 2010, de acuerdo a cifras proporcionadas por el Banco de México.
La CONAPO califica esta ventana de oportunidad como la concurrencia de las condiciones demográficas más propicias para el desarrollo socioeconómico.
Actualmente, México es el décimo país con mayor población en el mundo con 127 millones de habitantes. Para el 2050, la cifra se incrementará a 163.8 millones, según las proyecciones de los Prospectos de la Población Mundial de la Organización de las Naciones Unidas. Este pronóstico supera con creces la proyección que realizó la CONAPO hace una década.
Bono sin efecto
Sin embargo, la economía mexicana no ha logrado capitalizar esta tendencia. En los últimos 30 años, el país ha registrado una tasa de crecimiento anual promedio de 2.3 por ciento. A pesar de que la expansión mediocre es explicada comúnmente por malas decisiones de política económica, así como por factores estructurales; el bono demográfico no ha tenido una influencia palpable en el desarrollo económico.
Además, esta ventana de oportunidad cuenta con fecha de caducidad y los pronósticos aún proyectan una tasa de crecimiento baja para el país.
La calificadora Moody’s espera que el crecimiento promedio anual de la economía mexicana alcance 2.9 por ciento de aquí al 2019 y 3.1 por ciento del 2020 al 2025, año en el que se proyecta el declive del bono demográfico.
Banco de México estima que la tasa de dependencia volverá a incrementarse a finales de la siguiente década, por lo que el bono demográfico perderá moméntum gradualmente.