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La industria minera mexicana enfrenta su mayor reto en los últimos años. La aplicación de una reforma fiscal recaudatoria y la baja en el precio de la plata amenazan a los altos márgenes de ganancia que han caracterizado a las firmas del sector.
Las principales empresas mineras listadas en la Bolsa Mexicana de Valores han visto caer el precio de sus títulos.
En lo que va del año, las acciones de Minera Frisco, cuyo presidente del Consejo de Administración es Carlos Slim Helú, han perdido 15.48 por ciento.
Del mismo modo, las acciones de Grupo México, cuyo socio mayoritario es Germán Larrea, han caído 7.25 por ciento desde su máximo anual a principios de agosto.
Asimismo, Industria Peñoles, la referencia de producción de plata en el país, ha sufrido una baja de 23.2 por ciento en sus títulos respecto de su nivel más alto del año, en agosto.
La debacle del sector minero significa una amenaza para el crecimiento del país dado que representa 8.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) industrial de México.
El sector emplea a 330 mil personas de manera directa y a alrededor de 7 millones de trabajadores de manera indirecta.
Amenaza de plata
En el 2011 el precio de la plata alcanzó su máximo histórico. Desde entonces su valor ha disminuido un 64 por ciento.
La consultora de minerales GFMS publicó un informe el pasado martes respecto del futuro de la plata. La firma espera que la demanda anualizada de plata caiga 7 por ciento al cierre del 2014.
Asimismo, estima una caída interanual de más de 20 por ciento para el mismo periodo.
La plata es considerada por ciertos analistas como un activo de resguardo. Cuando existe incertidumbre en los mercados o una percepción de una tendencia bajista, los inversionistas redirigen sus inversiones hacia estos activos.
Sin embargo, los principales mercados accionarios continúan con una tendencia alcista. La semana pasada el índice S&P 500 alcanzó máximos históricos.
Además, GFSM explica que la baja en el precio de la plata se debe en gran medida a una reducción de la demanda, tanto de joyería física minorista como de los fabricantes industriales.
Esta coyuntura afecta principalmente a las empresas mineras en México. El país es el productor número uno de plata en el mundo, responsable de un quinto de la producción mundial.
Peligro fiscal
Históricamente, México es considerado como una potencia minera mundial. Las compañías nacionales e internacionales veían en el país un paraíso para el desarrollo del sector: vastos recursos naturales a explotar, legislación amigable, facilidad relativa a otros países para conseguir una concesión, política comercial abierta, tipo de cambio libre y libre flujo de capitales, así como una tasa tributaria total menor a la de otras potencias mineras, como Chile y Perú.
Esto convirtió a México en el primer receptor de inversión extranjera directa minera de América Latina y cuarto lugar a nivel global, según información de la consultora Metal Economics Group. La Secretaría de Economía calcula que el año pasado entraron 3 mil millones de dólares de inversión extranjera directa a través de las firmas mineras.
En el 2013, cuando el Gobierno Federal hizo público su primer borrador de la reforma fiscal, los grupos de intereses mineros respondieron de inmediato.
Empresas como Grupo México y Goldcorp amenazaron con recortar sus inversiones y redirigir parte de sus operaciones hacia otros lugares de América Latina.
La Cámara Minera de México (Camimex) advirtió entonces que de aprobarse la reforma fiscal, las inversiones del sector se reducirían en más de un 50 por ciento respecto de los 30 mil millones de dólares originalmente proyectados.
En enero entró en vigor un impuesto de 7.5 por ciento sobre las ganancias mineras, así como una regalía de 0.5 por ciento de los ingresos de metales preciosos.
El efecto se resintió de inmediato en las inversiones de exploración de yacimientos, ya que las empresas mineras consideran más rentable incrementar la producción de sus vetas existentes. El reporte anual de Peñoles destaca una reducción de la inversión en este rubro de 16.6 por ciento.
La Camimex estima que sus agremiados disminuyeron sus inversiones un 18 por ciento en el 2013.
Agregó que la carga impositiva total para las firmas del sector pasó de 40.65 por ciento (tasa menor a rivales como Chile y Perú) a 57.22 por ciento, una de las más altas del mundo.